¿Cómo describir el comportamiento de un niño?

Describir el comportamiento de un niño… ¿Cómo se hace eso? Es como intentar atrapar el viento, ¿no? Uf, es que… ¡son un torbellino! Me acuerdo de mi sobrinita, Sofía, con sus dos añitos, correteando por toda la casa, ¡una bala perdida! Y esa mirada, tan llena de curiosidad, tocando todo, metiéndose en todos lados. ¿Te has fijado cómo lo hacen? Como si el mundo fuera un juguete gigante esperando ser descubierto.

Me enternece verlos así, tan llenos de vida. A veces pienso… ¿de dónde sacan tanta energía? ¡Yo a esa edad ya estaría rendida! Y esa forma que tienen de expresarse… con esos ruiditos, esos balbuceos… intentando comunicarse, contarte su mundo a su manera. Es… mágico, de verdad.

Claro, también lloran. Y mucho. A veces por cosas que a nosotros nos parecen una tontería. Recuerdo una vez que Sofía lloró desconsoladamente porque… ¡se le cayó una galleta al suelo! En ese momento piensas… “¿en serio, por eso?”. Pero luego lo entiendes. Para ellos, en ese preciso instante, ese es el mayor drama del mundo. Y es que viven las emociones al máximo, ¿no? Sin filtros, sin caretas. Pura intensidad. Como si sintieran todo multiplicado por cien.

A veces he leído artículos sobre el desarrollo infantil, que si las etapas, que si los hitos… y sí, está bien saberlo, pero creo que al final, lo más importante es observarlos, conectar con ellos, intentar entender su mundo desde su perspectiva. Y disfrutar de esa autenticidad, de esa pureza que tienen. Porque… ¿quién no querría un poquito de esa alegría desbordante en su vida? Aunque venga acompañada de alguna que otra rabieta por una galleta perdida, claro.