¿Cómo hacer que no parezca escrito por ChatGPT?

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Para evitar que un texto parezca generado por IA, inserta pausas y matices mediante una puntuación variada y natural. Una colocación estratégica de comas, puntos y otros signos de puntuación humanizará el estilo y evitará la uniformidad robótica. La fluidez se logra con una puntuación sutil pero efectiva.

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Escribir como un humano en la era de la inteligencia artificial se ha convertido en un arte sutil. Ya no basta con encadenar palabras correctas gramaticalmente; la clave reside en la naturalidad, esa impredecible chispa que nos diferencia de las máquinas. ¿Cómo, entonces, imbuir nuestros textos con esa humanidad palpable, y evitar que parezcan producto de un algoritmo como ChatGPT? La respuesta, aunque parezca sencilla, reside en los detalles: la puntuación.

Olvidemos la rigidez de las frases perfectamente estructuradas, predecibles y monótonas que suelen caracterizar a los textos generados por IA. La respiración de un texto, su ritmo y cadencia, se consiguen con una puntuación variada y, sobre todo, natural. No se trata de atiborrar el texto de comas y puntos y coma sin ton ni son, sino de utilizarlos estratégicamente, como un músico que da vida a una partitura.

Piense en las pausas que haría al hablar, en las inflexiones de su voz. Un punto seguido marca un final, una idea completa. Pero, a veces, necesitamos algo más sutil: una coma para un inciso, un pensamiento fugaz, una aclaración que enriquece la idea principal, como un susurro entre líneas. Los dos puntos, por ejemplo, anticipan una explicación, una revelación; crean expectación. Y los puntos suspensivos… ¡ah, los puntos suspensivos! Dejan una idea flotando en el aire, invitan a la reflexión, a la interpretación personal, algo que una IA difícilmente puede replicar.

La clave está en la irregularidad, en la espontaneidad controlada. Atrevámonos a usar el punto y coma, ese signo injustamente olvidado, para unir dos ideas estrechamente relacionadas, creando una conexión elegante y fluida. Experimentemos con los paréntesis, que permiten introducir comentarios al margen, matizando y personalizando el discurso.

Un texto humano respira. Tiene silencios, tiene énfasis, tiene dudas. La puntuación es la herramienta que nos permite plasmar todo eso en el papel (o en la pantalla). Dominarla es esencial para distinguirnos de la fría precisión de las máquinas y conectar con el lector a un nivel profundamente humano. Así que, la próxima vez que escriba, respire con su texto, puntúe con el corazón, y deje que su voz, única e irrepetible, resuene con auténtica humanidad.