¿Cómo saber si un protector solar es bueno para la cara?

¿Cómo saber si un protector solar es bueno para la cara? ¡Ay, Dios mío, qué lío esto de los protectores solares! Me trae tantos recuerdos, como esa vez que me compré uno baratísimo, de esos que te prometen el oro y el moro, y terminé con la cara como un tomate, ¡qué desastre! De verdad, ya no confío en nadie.

Para mí, un buen protector solar para la cara… uf, va mucho más allá del simple SPF 30. ¿A quién se le ocurre pensar que sólo con eso basta? Claro, necesitas una amplia protección UVA/UVB, eso está clarísimo. Pero, ¿y la textura? A mí, me da igual que tenga un SPF 50 si me deja la cara como una máscara de yeso, ¿entiendes? Se pega, se nota, ¡es horrible! Como aquella vez que fui a la playa con ese protector solar que parecía cemento fresco… ¡Qué horror! Me pasé todo el día intentando quitármelo.

Y lo más importante: tiene que adaptarse a tu piel. Mi piel, por ejemplo, es mixta, grasa en la zona T y seca en las mejillas… ¡una locura! Así que necesito algo que no me deje brillando como una bombilla, pero que a la vez no me reseque. He probado miles, ¡miles, te lo juro!, hasta que por fin encontré uno que me va bien. Pero me costó, eh. Recuerdo que leí por ahí que, según un estudio -creo que era de la universidad de… ay, se me olvidó el nombre- el 80% de las mujeres buscan un protector solar con buena textura, y ahora lo entiendo perfectamente.

En resumen, busco una protección eficaz, ¡claro que sí!, pero que además me haga sentir bien. ¿Para qué quiero un protector solar que me proteja del sol si me hace sentir incómoda? No quiero sacrificar mi comodidad por la seguridad solar, ¿para qué? Quiero algo que me proteja, que me guste, que me siente bien… como un abrazo suave en la cara. Y ya está, no pido más.