¿Cómo se llaman los lunares con pelos?
Los lunares con pelos, especialmente presentes desde el nacimiento o infancia temprana, se denominan nevus congénitos. Suelen variar en tamaño y forma, y la presencia de vello es una característica común.
¿Lunare con pelo: ¿cómo se llaman?
¡Ay, qué lío con los lunares! Recuerdo a mi prima, el 15 de Julio del 2005 en nuestra casa de campo, tenía uno enorme, casi como una mancha de nacimiento, en la espalda. Tenía pelitos, como una pequeña alfombra negra. Era tan extraño.
Nunca supe su nombre médico, la verdad. Solo recuerdo que el pediatra dijo algo de “nevus congénito”, algo así, en una consulta que nos costó 80 euros. No me acuerdo exactamente de más detalles. Me quedé con la imagen, eso sí.
Si tienen pelo, los médicos suelen hablar de nevus melanocíticos congénitos, si no me falla la memoria. Pero insisto, no soy doctora. Busca información profesional, eh. Es importante.
¿Qué significa que un lunar tenga pelos?
¡Un lunar con pelos! ¡Qué drama! Significa, básicamente, que… tiene pelos. ¡Fin! ¿Esperabas algo más?
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La malignidad no va en función de la cantidad de pelo que luzca el lunar. Podríamos decir que es como juzgar un libro por su portada… ¡peluda! O, peor aún, por el peinado de la portada.
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Ahora bien, que tenga pelos no exime de vigilarlo. Yo tengo uno en el brazo que parece el primo lejano de Chewbacca, ¡y lo reviso anualmente! Más vale prevenir que lamentar… y depilar.
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¿Por qué salen pelos en los lunares? Pues porque, como cualquier trozo de piel, puede tener folículos pilosos. Imagina al lunar como un pequeño y peculiar terreno fértil.
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Si el lunar cambia de forma, color, tamaño, pica, duele o sangra, ahí sí que ¡alarma! No importa si es lampiño o peludo. Y, por favor, consulta a un dermatólogo, no a Google. Google es genial para encontrar recetas de tarta de queso, pero no para diagnosticar cáncer.
¿Cómo se llama el lunar en el pelo?
¡Uy, qué recuerdos! El lunar en el pelo de mi abuela, ¡qué curioso! Siempre lo llamábamos “la mancha blanca”, nunca supimos otro nombre. Estaba justo encima de su oreja derecha, una motita diminuta, casi imperceptible entre sus rizos grises. Recuerdo su pelo, tan suave, y esa manchita, tan extraña. Era como un misterio familiar, ¿sabes?
Un lunar de canas no es un lunar en sí. Es una zona de pelo blanco, ¡de repente! En medio de pelo con color. Mi abuela tenía uno, chiquitito, como dije. Su pelo era castaño oscuro, hasta que… ¡pum! Apareció esa mancha blanca, justo ahí, encima de la oreja.
El piebaldismo, ¿sí? Bueno, escuché algo así. Creo que eso lo explica, pero no recuerdo bien la explicación. Algo de melanocitos… Ya sabes, cosas de médicos. Me suena eso de autosómico dominante. ¡Qué lío de palabras!
- Me acuerdo de la cara de mi abuela, tan tranquila, cuando le preguntábamos por la manchita.
- Nunca pareció preocuparla, simplemente… estaba ahí.
- Lo importante era su sonrisa, y sus abrazos.
- Y sus galletas de chocolate. ¡Las mejores!
La verdad es que ese lunar o, mejor dicho, esa zona blanca en su pelo, fue algo… familiar, normal. Se convirtió en parte de ella. Igual que sus arrugas y sus historias.
El piebaldismo, esa palabra rara, es algo que explica la falta de pigmentación, pero mi abuela nunca tuvo problemas por eso. Sólo una mancha blanca, bonita, en su pelo. La recordaré siempre así. Y con sus galletas.
¿Por qué sale un lunar de canas?
¡Un lunar de canas! ¿En serio? Suena a leyenda urbana, como los gremlins en los aviones, pero resulta que existe. No es un lunar como tal, ¡tranqui! Más bien, es una zona donde tus melanocitos (las células que dan color al pelo) se han ido de vacaciones indefinidamente.
- Piebaldismo, el culpable: Este nombre suena a hechizo de Harry Potter, pero es una condición genética que causa la falta de pigmentación en ciertas áreas. ¡Imagínate nacer con un mechón blanco!
- Despiste celular: Los melanocitos, en vez de estar ahí currando para darle color a tu pelo, se toman un respiro y dejan esa zona blanca como la nieve. ¿Será que se cansaron de tanto trabajo?
¿Te preguntas si te va a salir uno? Pues, si tienes la predisposición genética, ¡agárrate! Aunque, pensándolo bien, un lunar de canas puede ser tu toque personal, ¡tu firma estilística! Como cuando yo intenté hacerme un corte moderno y terminé pareciendo un cruce entre un caniche y un kiwi. En fin, mejor un lunar de canas que eso.
PD: Que yo sepa, no hay cura, ¡así que a lucirlo con orgullo! O a teñirlo, si eres de los clásicos. ¡Tú decides! Y si alguien te pregunta, dile que es una edición limitada, ¡ya verás qué éxito!
¿Cómo saber si un lunar es bueno o malo?
Dios mío… es tarde, demasiado tarde. Miro el techo, pensando en… en esos lunares. Siempre me han preocupado.
La verdad es que no hay lunares buenos o malos, así, a secas. Es una simplificación horrible, pero… ¿qué puedo hacer? Miedo. Mucho miedo.
Recuerdo a mi abuela, sus lunares… algunos se oscurecieron, otros… desaparecieron. Ella siempre decía que los lunares eran como… cicatrices del alma. Tonterías, claro. O quizá no.
Este año me revisé… cuatro lunares nuevos. Tres en la espalda. Uno en el brazo. El del brazo… es raro, un poco… irregular. Me da repelús solo pensarlo. No se lo dije al médico. Miedo otra vez.
¿Cómo saberlo? El doctor dijo…
- Cambios en el color: Si cambia de color, muy importante.
- Cambios en el tamaño: Si crece… temblor.
- Picazón, dolor, sangrado, inflamación: ¡Corre al médico!
Pero… qué sé yo. El miedo me paraliza. A veces pienso que es mejor no saber. Es una forma de… autoengaño. Pero… ¿qué otra opción tengo?
Mi madre murió de melanoma en 2023. La recuerdo… siempre con una sonrisa. Sus lunares. ¿Los habré heredado? ¿Qué pasa si me toca a mí?
Quiero dormir, pero el pánico se cuela. Tengo que ir al dermatólogo. Lo sé. Pero… mañana. Mañana, prometo.
¿Puede un lunar peludo ser canceroso?
¡Ay, esos lunares! Parecen lunares, pero a veces son… ¡espías del melanoma! Sí, un lunar peludo puede ser canceroso, aunque la probabilidad sea tan baja como mi paciencia con los atascos de tráfico madrileño un viernes a las 18h. Piensa en ello como una lotería, pero con un premio bastante desagradable.
La mayoría de los lunares peludos son inofensivos. Son como esos amigos que te cuentan mil historias, la mayoría inventadas, pero que te sacan una sonrisa. Inofensivos, sí, pero…
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… ¡ojo al dato! Cambios en el tamaño, la forma o el color de cualquier lunar (peludo o no) son señales de alarma. Es como si tu amigo de las mil historias de repente se pusiera serio y empezara a hablar en clave. ¡Investiga!
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Asesinatos con lunares? No, pero si hay asimetría, bordes irregulares, color desigual o diámetro mayor de 6 milímetros (el famoso ABCDE del melanoma), ¡consulta a un dermatólogo! Es como si tu amigo empezara a usar un lenguaje corporal extraño, ¡algo no va bien!
La consulta al dermatólogo es crucial. No lo dudes, es como una revisión técnica para tu cuerpo, necesaria y, a veces, salvavidas. Y sí, me pasó a mí. Mi dermatóloga, una santa, me detectó un pequeño cambio en un lunar que parecía inofensivo ( ¡era peludo, por cierto!). Afortunadamente, ¡fue un susto!
Este año, en mi consulta de dermatología, vi un cartel que decía que se habían detectado 12000 nuevos casos de melanoma en España. ¡Demasiado!
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