¿Por qué se me ve la piel brillosa?

¿Por qué mi piel parece un espejo? Desenmascarando el brillo facial.

Verse al espejo y sentir que la piel refleja la luz como un diamante pulido no siempre es señal de una tez saludable. Si bien una luminosidad sutil es deseable, el brillo facial excesivo suele ser una señal de que algo no anda del todo bien en nuestro rostro.

A diferencia de la piel hidratada, que luce radiante y saludable, el brillo excesivo se caracteriza por una apariencia grasosa, principalmente en la zona T (frente, nariz y mentón).

Pero, ¿a qué se debe este fenómeno? Si bien la genética juega un papel importante, existen factores ambientales y de estilo de vida que pueden desencadenar un desequilibrio en nuestra piel, provocando una sobreproducción de sebo:

• Contaminación ambiental: Las partículas contaminantes se adhieren a la piel, obstruyendo los poros y estimulando la producción de sebo.
• Estrés: En momentos de estrés, nuestro cuerpo libera cortisol, una hormona que, en exceso, aumenta la producción de sebo.
• Mala alimentación: Una dieta rica en grasas saturadas, azúcares refinados y alimentos procesados puede afectar el equilibrio hormonal y aumentar la producción de sebo.
• Tabaco y alcohol: El consumo de tabaco y alcohol deshidrata la piel y afecta su capacidad de regeneración, lo que puede derivar en un exceso de brillo.

Además de estos factores, el uso de productos cosméticos inadecuados, la falta de limpieza facial, la exposición solar sin protección y cambios hormonales también pueden contribuir al brillo facial.

No te resignes a un rostro brillante. Identificar la causa subyacente es crucial para combatir este problema. Consulta con un dermatólogo para determinar el tratamiento adecuado para tu tipo de piel. Una rutina de limpieza facial adecuada, una dieta equilibrada, el manejo del estrés y la protección solar son claves para lucir una piel saludable y libre de brillos indeseados.