¿Qué provoca el cigarro en los labios?

¿Qué provoca el cigarro en los labios? Ay, Dios mío, qué pregunta tan… dura. Porque la respuesta, la conozco demasiado bien. No es solo una cuestión de estética, ¿sabes? Es algo mucho más profundo, una huella que el tiempo y los cigarrillos han grabado a fuego en mi propia cara.

Recuerdo a mi abuela, con esos labios tan finos, tan marcados por el tiempo… y por los cigarrillos. Arrugas, como ríos secos que surcaban la piel, alrededor de la boca, unos surcos profundos que parecían contar historias, miles de historias… muchas de ellas, seguramente, marcadas por la nicotina. Una piel, la suya, grisácea… sí, esa palabra lo define perfectamente. Como si una fina capa de ceniza cubriera su rostro. Ahora lo veo con más claridad, con el peso de los años y… la culpa de no haberla podido ayudar a dejarlo.

Y es que el tabaco… ¡es un monstruo! Te roba la belleza, sí, te deja la piel como papel arrugado, pero te roba mucho más. Te roba la salud, la energía, el aliento… te roba la vida, poco a poco. Me acuerdo de esa vez que me maquillé para una fiesta y… ¡ufff! ¡Qué difícil era cubrir esas líneas de expresión profundas alrededor de la boca! Parecía que la base se metía en los surcos y se volvía aún más visible, una máscara de mis propios errores.

Hablan de manchas, ¿verdad? Claro que sí. Y no sólo manchas, sino también infecciones… a mí me pasó con las encías, una verdadera pesadilla. Y las caries, ¡ni te cuento! Años y años pagando el precio de esos malditos cigarros. Y el rostro del fumador… ese tono gris, apagado… ¿quién quiere verse así? Nadie, creo yo. Es como si la propia vida se te escapara con cada bocanada de humo.

No es solo un tema de arrugas, aunque sean las primeras en aparecer. Es una condena a una imagen que refleja un daño que va mucho más allá, a algo que se refleja en tus ojos, en tu aliento, en la falta de brillo de tu piel… Es una advertencia constante, un espejo que te muestra el precio de tus malos hábitos. Por eso lo digo ahora, con toda la crudeza de la experiencia: si eres fumador, piénsalo. De verdad, piénsalo. Antes de que sea demasiado tarde para cambiar el rumbo de las cosas.