¿Qué va primero, el suero o el sérum?

El Gran Debate de la Rutina Facial: ¿Suero o Sérum Primero? (Y cómo usarlos correctamente)

La búsqueda de la piel perfecta nos lleva a un universo de productos, y en ese cosmos, a menudo nos encontramos perdidos en la galaxia de los sérums y sueros. ¿Son lo mismo? ¿Cuál va primero? La respuesta, como muchas cosas en el cuidado de la piel, no es tan sencilla como un sí o un no, pero podemos despejar las dudas para construir una rutina eficaz y personalizada.

Primero, aclaremos la terminología: aunque a menudo se usan indistintamente, “suero” y “sérum” suelen referirse a productos similares, pero con ligeras diferencias en su composición y enfoque. Los sueros tienden a ser más ligeros, con una textura acuosa, y se enfocan en la hidratación y la preparación de la piel para la absorción de otros productos. Los sérums, por su parte, suelen ser más concentrados y ricos en ingredientes activos dirigidos a problemas específicos como el acné, las arrugas o la hiperpigmentación. Esta distinción, sin embargo, no es universal y muchas marcas utilizan los términos indistintamente.

Entonces, ¿cuál va primero? La clave está en la textura y el objetivo. Independientemente del nombre, la regla general es aplicar primero el producto más ligero y luego el más denso. Piensa en ello como capas: las más ligeras se absorben mejor y preparan la piel para las siguientes.

La secuencia ideal en tu rutina facial, considerando suero/sérum:

1. Limpieza: Comienza con una limpieza facial adecuada a tu tipo de piel.
2. Tónico (opcional): Si usas tónico, aplícalo después de la limpieza.
3. Contorno de ojos: Aplica tu contorno de ojos antes de cualquier otro sérum o suero. El área del contorno de ojos es delicada y necesita atención prioritaria.
4. Esencia (opcional): Si incluyes una esencia en tu rutina, ésta va después del contorno de ojos. Las esencias suelen ser ligeras y preparan la piel para la absorción de los productos posteriores.
5. Sérum/Suero: Aquí es donde entra en juego el producto más ligero. Si tienes un suero ligero y un sérum más concentrado, aplica el suero primero, seguido del sérum. Si solo utilizas uno, aplícalo en este paso.
6. Aceite Facial (opcional): Si usas aceite facial, éste va después del sérum/suero, pero antes de la crema hidratante. El aceite sella la hidratación y proporciona una capa adicional de nutrición.
7. Crema hidratante: Finaliza con tu crema hidratante para sellar todos los beneficios de los productos anteriores.
8. Protección solar (mañana): No olvides aplicar protector solar por la mañana, ¡el paso más importante para proteger tu piel del daño solar!

Conclusión: Más allá del nombre, la clave es observar la textura y la función de cada producto. Prioriza la aplicación de lo más ligero a lo más denso. Recuerda que la rutina ideal es aquella que se adapta a tus necesidades y tipo de piel. Experimenta, observa los resultados y ajusta tu rutina para lograr una piel radiante y saludable. No te obsesiones con el orden exacto, la constancia y el uso de productos adecuados a tus necesidades son más importantes que el orden milimétrico.