¿Cómo se llaman los materiales que no permiten el paso de la luz?

¿Sabes esa sensación, esa oscuridad reconfortante cuando cierras los ojos después de un día largo? Pues eso, en parte, se lo debemos a los materiales opacos. ¿Opacos? Sí, así se llaman esos que no dejan pasar ni un rayo de luz. ¡Increíble, ¿verdad?! Piensa en la pared de mi habitación, un gris oscuro, de ese tipo de pintura que absorbe todo. Totalmente opaca, como una barrera impenetrable para la luz del sol de la tarde.

Me acuerdo una vez, de pequeña, intentando leer con una linterna debajo de una manta gruesa de lana. ¡Un intento desesperado por crear mi propio mundo oscuro y secreto! Esa manta, claro, era un material opaco. La luz se negaba a atravesarla, se quedaba atrapada como una luciérnaga en un frasco. Era un universo de sombras y secretos bajo la lana, casi mágico.

Pero, ¿qué pasa con todos esos ejemplos, metal, plástico, madera…? Es una lista que podría ser interminable, ¿no crees? La madera de mi vieja mesa, por ejemplo, tan resistente al paso del tiempo, también es opaca. No deja que la luz pase, pero sí refleja un poco, como si dijera: “Aquí estoy, sólida, aquí me quedo”. Y el plástico, ese omnipresente rey de los materiales modernos… ¡ni se diga! ¿Recuerdas esa caja de juguetes de mi infancia, de plástico duro y opaco, guardando tesoros olvidados? Aquel plástico no dejaba pasar ni un solo fotón. ¡Lo recuerdo perfectamente!

En fin, los materiales opacos, aunque a veces los damos por sentados, son fundamentales en nuestra vida diaria. Son como guardianes silenciosos de la luz, protegiéndonos del sol a veces, creando espacios de intimidad otras. ¿Quién iba a pensar que algo tan simple como una pared o una hoja de papel pudiera ser tan importante? ¡La ciencia es fascinante!