¿Cuál es el destino final de las estrellas solares?

¿El destino final de estrellas como nuestro Sol? Uf, me deja pensando… Imaginen, algo tan inmenso, tan poderoso, reducido a… ¿nada? Bueno, no exactamente nada, a una enana blanca. Es casi poético, ¿no? Miles de millones de años brillando, dando vida, calor… y luego, silencio. Un silencio denso, apretado, encogido en una bolita cósmica.

Recuerdo una vez, mirando las estrellas con mi abuelo, él me señaló una, pequeñita, casi imperceptible. Me dijo: “Quizás esa ya esté muerta, nieta”. Me quedé helada. ¿Muerta? ¿Una estrella? Me parecía imposible. Él me explicó lo de las gigantes rojas, cómo el Sol, nuestro Sol, también pasaría por esa etapa. Crecerá, se hinchará, tragándose a Mercurio, Venus… ¡quizás incluso a la Tierra! ¿Te imaginas? Todo lo que conocemos, engullido por el mismo Sol que nos da la vida. Es abrumador.

Luego, después de ese espectáculo de fuego, viene el colapso. Se encoge, se concentra, toda esa energía… en una enana blanca. Dicen que son del tamaño de la Tierra, pero con una densidad increíble. Una cucharadita pesaría… no sé, ¿toneladas? Leí algo así por ahí, algún estudio, no recuerdo bien los números. La cosa es que es muchísima masa en un espacio pequeñísimo.

Es extraño pensarlo, ¿verdad? Algo tan grande… convertido en algo tan pequeño. Como si toda una vida, todos esos miles de millones de años, se resumieran en un último suspiro. Una enana blanca, apagándose lentamente… hasta que, quizás, ya no quede nada. Y me pregunto, ¿qué pasará después? ¿Habrá otro comienzo? Es un misterio, y me fascina.