¿Cuál es la propiedad de plasticidad de los materiales?

¿Sabes esa sensación, esa especie de… puf, cuando algo se dobla y ya no vuelve a ser igual? Eso, amigos, eso es la plasticidad. Al menos, eso es lo que entendí yo después de… bueno, después de varios intentos fallidos de doblar una varilla de acero pensando que era de plástico, claro. ¡Qué golpe me di! 🤦‍♀️

La plasticidad, en palabras sencillas (que son las que mejor entiendo yo, la verdad), es la capacidad que tienen algunos materiales de deformarse, de cambiar su forma, de forma permanente. ¡Permanente! Como cuando te enamoras, o cuando te haces ese tatuaje que luego te arrepientes… bueno, quizás no tan permanente. Pero la idea es la misma: aplicas una fuerza, el material cede, y aunque quites esa fuerza, él se queda ahí, cambiado para siempre.

Piensa en el metal, por ejemplo. Puedes doblar un alambre de cobre, ¿verdad? Lo doblas y se queda doblado, no vuelve a su forma original. Eso es plasticidad en acción. De hecho, he visto en un documental (creo que era de National Geographic, o quizás Discovery… ya no me acuerdo bien), que dicen que un 70% de los objetos que usamos a diario están hechos de metales que han sido moldeados gracias a su plasticidad. ¡Increíble, ¿no? ¡Tanto trabajo para aprovechar algo tan… simple!

Pero, ¿qué pasa si el material no es plástico? Pues que se rompe, claro. ¡Como cuando intenté doblar esa varilla de acero! Que te digo, fue un desastre. Mayor plasticidad significa que es más fácil moldearlo, doblarlo, estirarlo… como la plastilina, que la puedes manipular a tu antojo. La verdad, es algo que me fascina. Es como… una magia material, ¿no crees? La capacidad de transformar algo, de darle una nueva forma, de aprovechar su propia naturaleza para crear algo nuevo. Y no, no solo hablo de varillas de acero… 😉

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