¿Cuáles son los argumentos de la Teoría de la deriva continental?

Más allá de las coincidencias: Desentrañando los argumentos de la Deriva Continental

La teoría de la deriva continental, propuesta por Alfred Wegener a principios del siglo XX, revolucionó la comprensión de la dinámica terrestre. Si bien hoy en día forma parte integral de la teoría de la tectónica de placas, su formulación inicial se basó en una serie de argumentos convincentes, aunque en su momento, carentes de un mecanismo explicativo satisfactorio. Estos argumentos, lejos de ser simples coincidencias, presentan una poderosa convergencia de evidencias que apuntan a la movilidad de los continentes a lo largo del tiempo geológico.

Wegener no se limitó a observar similitudes superficiales; su propuesta se sustentó en un análisis meticuloso de tres líneas de evidencia principales, interconectadas y mutuamente reforzadoras:

1. La congruencia de las líneas de costa: La observación más intuitiva, y quizás la que primero llamó la atención de Wegener, fue la asombrosa correspondencia entre las formas de las costas continentales, especialmente en el Atlántico Sur. América del Sur y África parecen encajar como piezas de un rompecabezas gigante. Si bien las líneas costeras actuales han sido modificadas por la erosión y la sedimentación, la forma de los márgenes continentales a mayor profundidad, la plataforma continental, muestra una congruencia aún más notable. Esta correspondencia geográfica sugería una conexión física anterior, una masa de tierra única fragmentada a lo largo del tiempo.

2. Evidencia Paleontológica: Un Pasado Compartido: La presencia de fósiles idénticos de plantas y animales en continentes actualmente separados constituye un argumento contundente. Fósiles de Mesosaurus, un reptil acuático de agua dulce, se han encontrado tanto en Brasil como en Sudáfrica. La limitada capacidad de dispersión de este animal hacía improbable su presencia independiente en continentes tan distantes. De igual manera, la distribución de los fósiles de Glossopteris, una planta terrestre, en Sudamérica, África, India, Australia y Antártida, apunta a una conexión continental previa que permitía su dispersión. Estos hallazgos paleontológicos, repartidos en continentes actualmente alejados, refuerzan la idea de una Pangea, un supercontinente ancestral.

3. Correspondencia de Estructuras Geológicas: Un Tejido Común: Más allá de los fósiles, Wegener observó la continuidad de cadenas montañosas y formaciones geológicas a través de diferentes continentes. Las estructuras geológicas del este de Brasil, por ejemplo, presentan una correlación sorprendente con las del oeste de África. Esta continuidad geológica, interrumpida solo por el océano Atlántico, no puede explicarse fácilmente sin considerar la posibilidad de una unión previa. La presencia de tipos de rocas similares y orientaciones similares de las estructuras geológicas en continentes separados reforzaba la hipótesis de una Pangea fragmentada.

En conjunto, estos tres argumentos –geográficos, paleontológicos y geológicos– presentaron una poderosa evidencia a favor de la deriva continental. Si bien Wegener no pudo explicar el cómo se movían los continentes, la fuerza de sus argumentos sentó las bases para el desarrollo posterior de la teoría de la tectónica de placas, que proporcionaría la explicación del mecanismo subyacente: la convección del manto terrestre. La obra de Wegener, a pesar de las críticas iniciales, representa un ejemplo excepcional de cómo la convergencia de diferentes líneas de evidencia puede llevar a una comprensión revolucionaria de nuestro planeta.