¿Cuándo empieza la Luna menguante en enero de 2025?

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En enero de 2025, la fase lunar menguante comienza el 21, a las 21:31 horas, bajo la constelación de Escorpio. Precede a la luna nueva del 29 de enero y sigue a la luna llena del 13 del mismo mes.

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La danza celestial de la Luna nos regala un ciclo constante de cambios, un ballet de luz y sombra que ha fascinado a la humanidad desde tiempos inmemoriales. En enero de 2025, este ciclo nos trae la fase menguante, un periodo de introspección y liberación, ideal para cerrar ciclos y prepararnos para nuevos comienzos. Pero, ¿cuándo exactamente podremos observar este fenómeno en el primer mes del año?

En enero de 2025, la Luna comenzará su fase menguante el día 21, exactamente a las 21:31 horas (hora UTC). Imaginemos la escena: el cielo nocturno, quizás salpicado de estrellas, y la Luna, ya no en su plenitud, mostrando una silueta que se reduce noche tras noche. Este momento, bajo la influencia de la constelación de Escorpio, aporta una energía particular a la fase menguante. Escorpio, signo de transformación y profundidad emocional, invita a la introspección, a la revisión de lo vivido y a la liberación de aquello que ya no nos sirve.

La Luna menguante de enero se sitúa entre dos momentos lunares importantes: la luna llena del 13 de enero, que representa la culminación y la expresión plena, y la luna nueva del 29 de enero, que simboliza el inicio de un nuevo ciclo. Así, la menguante actúa como un puente entre la plenitud y el renacimiento, un periodo de transición para soltar lastre y prepararnos para la siembra de nuevas intenciones.

Observar la Luna menguante en enero de 2025, bajo el influjo de Escorpio, puede ser una oportunidad para conectar con nuestra interioridad. Es un momento propicio para la meditación, para la reflexión sobre nuestros logros y desafíos del ciclo que termina, y para visualizar el camino que queremos recorrer en las semanas siguientes. Aprovechemos la energía de esta fase lunar para liberarnos de aquello que nos limita y abrir espacio para la renovación que trae consigo la próxima luna nueva. No se trata solo de observar un fenómeno astronómico, sino de conectar con el ritmo natural del universo y utilizarlo como guía en nuestro propio proceso de crecimiento personal.