¿Cuándo se considera un planeta enano?
Un planeta enano es similar a un planeta, pero no ha despejado su órbita de otros cuerpos celestes, compartiendo su espacio con otros objetos de tamaño comparable.
¿Cuándo un cuerpo celeste deja de ser un “simple” asteroide y asciende al estatus de “Planeta Enano”?
En la vastedad del cosmos, la distinción entre los objetos celestes no siempre es clara. Mientras que las majestuosas características de los planetas como la Tierra, Marte o Júpiter son inconfundibles, la línea que separa un asteroide gigante de un planeta enano puede resultar difusa. La definición de “planeta enano” es relativamente reciente y surgió de la necesidad de clasificar objetos como Plutón, cuya naturaleza no encajaba cómodamente ni en la categoría de planeta, ni en la de simple asteroide.
La Unión Astronómica Internacional (UAI), la autoridad reconocida para la nomenclatura astronómica, estableció en 2006 una serie de criterios para definir qué se considera un planeta enano. No se trata solo de tamaño, aunque este juega un papel importante. Para ser considerado como tal, un cuerpo celeste debe cumplir los siguientes requisitos:
- Orbitar alrededor del Sol: Al igual que los planetas “de pleno derecho”, un planeta enano debe estar en órbita directa alrededor del Sol. Esto excluye a las lunas, que orbitan alrededor de planetas.
- Tener suficiente masa para que su propia gravedad le confiera una forma casi esférica: Este es un punto crucial. La gravedad del objeto debe ser lo suficientemente fuerte para vencer las fuerzas internas del material del que está compuesto y moldearlo en una forma cercana al equilibrio hidrostático (aproximadamente esférica). Esto implica que el objeto ha alcanzado una etapa de diferenciación interna, con un núcleo más denso y una corteza menos densa.
- No haber “despejado” su órbita de otros objetos: Aquí reside la principal diferencia con un planeta. Un planeta ha logrado, a través de su gravedad, dominar su región orbital, ya sea absorbiendo o expulsando otros cuerpos celestes. Un planeta enano, en cambio, comparte su espacio orbital con otros objetos de tamaño comparable. Piénsese en el Cinturón de Kuiper, donde residen la mayoría de los planetas enanos conocidos, incluyendo Plutón. Este cinturón está repleto de otros objetos helados, con los que Plutón comparte su espacio.
- No ser un satélite natural: Como ya se mencionó en el primer punto, un planeta enano no debe orbitar otro objeto celeste mayor, como un planeta.
En resumen, un planeta enano es un cuerpo celeste que se asemeja a un planeta en tamaño y forma (gracias a su propia gravedad), pero que no ha logrado “limpiar” su órbita de otros objetos de tamaño similar. Esta incapacidad para dominar su región orbital es la característica definitoria que lo diferencia de un planeta “estándar” como la Tierra.
Esta definición, aunque parece sencilla, ha sido objeto de debate y controversia dentro de la comunidad científica, especialmente en relación con el tercer criterio. Sin embargo, proporciona un marco útil para clasificar y comprender mejor la diversidad de objetos que pueblan nuestro Sistema Solar y más allá. A medida que la tecnología avance y las exploraciones espaciales nos permitan estudiar estos objetos con mayor detalle, es posible que la definición de planeta enano evolucione aún más en el futuro.
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