¿Qué forma tiene la Luna adentro?

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La Luna posee un interior esférico, principalmente sólido, con un núcleo de hierro de unos 500 km de diámetro que representa alrededor del 15% de su volumen total. Este núcleo se encuentra rodeado por un manto rocoso.
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El Misterio de la Esfera Lunar: Un Viaje al Corazón de Nuestro Satélite

La Luna, nuestro constante compañero celeste, nos presenta un rostro familiar, marcado por cráteres y mares de basalto. Sin embargo, la belleza de su superficie exterior esconde un enigma fascinante: ¿qué forma tiene su interior? A simple vista, la respuesta podría parecer obvia: una esfera. Pero la realidad, como suele suceder en el universo, es más compleja y rica en matices.

Contrario a la creencia de que la Luna es una simple bola rocosa homogénea, su interior revela una estructura estratificada, con una forma predominantemente esférica, sí, pero compuesta por capas diferenciadas con características únicas. Imagine un pastel de tres pisos, pero en lugar de bizcocho y crema, tenemos un núcleo de hierro, un manto rocoso y una corteza fragmentada.

El corazón de la Luna reside en su núcleo, una esfera de hierro metálico con un diámetro estimado de unos 500 kilómetros. Este núcleo, que representa aproximadamente el 15% del volumen lunar total, no es una masa compacta y uniforme. Estudios recientes sugieren la posibilidad de un núcleo interno sólido rodeado por una capa externa parcialmente líquida, un detalle que añade complejidad a nuestro entendimiento de su formación y evolución. La composición exacta de este núcleo, la proporción de hierro y otros elementos, sigue siendo objeto de investigación, proporcionando un campo fértil para futuras exploraciones.

Rodeando este núcleo metálico se encuentra el manto, una capa mucho más extensa compuesta principalmente por rocas ricas en silicatos. A diferencia del manto terrestre, el manto lunar parece ser menos dinámico, con una actividad convectiva significativamente reducida. Esta menor actividad, en parte, explica la ausencia de una tectónica de placas comparable a la de nuestro planeta. La estructura y composición exacta del manto lunar continúan siendo un área de intensa investigación, con científicos utilizando datos sísmicos y modelos computacionales para desentrañar sus secretos.

Finalmente, la capa más externa, la corteza lunar, es una superficie irregular y fragmentada, testimonio de los innumerables impactos de meteoritos que han marcado su historia. Su grosor varía considerablemente, siendo más gruesa en la cara oculta de la Luna. Esta corteza, compuesta por rocas basálticas y anortositas, alberga los icónicos mares lunares, vastas llanuras oscuras formadas por antiguas erupciones volcánicas.

En resumen, la Luna esconde en su interior una estructura esférica compleja, un fascinante sistema de capas interconectadas que reflejan un pasado dinámico y aún guardan misterios que la ciencia continúa desentrañando. Cada nueva misión espacial, cada análisis de datos sísmicos y cada modelo computacional nos acerca un poco más a la comprensión completa de la forma y la composición del corazón de nuestro satélite natural. La aventura de explorar el interior de la Luna apenas comienza.