¿Qué son las 3 Marías lunares?

Más Allá del Cinturón de Orión: Desmitificando las “Tres Marías Lunares”

La popular denominación de “Tres Marías” evoca inmediatamente la imagen de tres estrellas brillantes alineadas, el inconfundible cinturón de la constelación de Orión. Sin embargo, la expresión “Tres Marías Lunares”, aunque evocadora, no se refiere a un fenómeno astronómico oficialmente reconocido. No existe una designación científica para un grupo de tres objetos lunares con ese nombre.

La confusión probablemente surge de la asociación directa y arraigada de las “Tres Marías” (Alnitak, Alnilam y Mintaka) con el cielo nocturno y su reconocible forma. Su brillo y alineación perfecta las convierten en un punto de referencia celestial fácilmente identificable, incluso para observadores sin experiencia. Esta familiaridad podría haber dado pie a la creación del término “Tres Marías Lunares”, posiblemente como una metáfora poética o una denominación informal.

Imaginemos, por un momento, la posibilidad de un uso metafórico. Podría referirse a tres cráteres lunares particularmente brillantes y alineados, vistos desde un ángulo específico. O incluso a tres formaciones geológicas lunares que, vistas a través de un telescopio con un filtro particular, presenten una alineación llamativa. Sin embargo, ninguna de estas interpretaciones ha sido establecida o consensuada en la comunidad astronómica.

Es importante destacar que la astronomía se basa en nomenclaturas precisas y universalmente aceptadas. La utilización de términos informales, como “Tres Marías Lunares”, puede generar ambigüedad y confusión. Mientras que la denominación “Tres Marías” para las estrellas de Orión es ampliamente conocida y aceptada, la aplicación de esta nomenclatura a la Luna carece de base científica y rigor terminológico.

En conclusión, mientras las “Tres Marías” (Alnitak, Alnilam y Mintaka) son un elemento innegable y fascinante del cielo nocturno, el término “Tres Marías Lunares” parece ser una expresión informal, sin base astronómica oficial. Su uso debe ser comprendido en este contexto, evitando su utilización en ámbitos científicos o donde la precisión terminológica sea crucial. La belleza del cielo, tanto estrellado como lunar, reside en su riqueza de detalles y en la precisión con la que la ciencia lo describe.