¿Qué son los puntos luminosos que vemos en el cielo?

Los puntos luminosos en el cielo: un fenómeno ocular fascinante

En las noches estrelladas, es común observar pequeños puntos luminosos que aparecen y desaparecen en nuestro campo de visión. Si bien pueden asemejarse a objetos celestes distantes, estos puntos luminosos en realidad tienen su origen dentro de nosotros.

Contrariamente a las especulaciones sobre extraterrestres o fenómenos sobrenaturales, estos puntos luminosos son un fenómeno ocular completamente natural conocido como fótofosfenos.

El origen de los fótofosfenos

Los fótofosfenos son pequeños reflejos de la sangre que circula por los vasos sanguíneos de nuestros ojos, específicamente en la retina. A medida que la sangre fluye a través de estos vasos, refleja la luz ambiental, creando los puntos luminosos que percibimos.

Estos vasos sanguíneos se encuentran en la parte posterior del ojo y son normalmente invisibles. Sin embargo, cuando la luz ambiental es lo suficientemente tenue, como en las noches oscuras, los reflejos de la sangre se vuelven más perceptibles.

La naturaleza fugaz de los fótofosfenos

Los fótofosfenos suelen aparecer y desaparecer rápidamente, dando la impresión de luces fugaces o estrellas parpadeantes. Esto se debe a que el flujo sanguíneo en los vasos oculares es intermitente, variando según nuestra actividad y estado de salud.

¿Por qué no los vemos siempre?

Durante el día, la luz ambiental es demasiado intensa para que los fótofosfenos sean visibles. Sin embargo, en las noches oscuras, cuando la retina está más sensible a la luz tenue, estos reflejos se vuelven más prominentes.

Implicaciones para la salud ocular

Si bien los fótofosfenos son generalmente inofensivos, su aparición excesiva o persistente puede ser un signo de problemas de salud ocular subyacentes, como:

• Desprendimiento de retina
• Glaucoma
• Migrañas oculares

En tales casos, es importante consultar a un oftalmólogo para un examen y diagnóstico adecuados.

Conclusión

Los puntos luminosos que vemos en el cielo no son fenómenos extraterrestres ni sobrenaturales, sino el resultado de un proceso fisiológico normal en nuestros ojos. Son un fascinante recordatorio de la intrincada y asombrosa maquinaria de nuestros cuerpos. Si bien generalmente son inofensivos, deben abordarse si se vuelven excesivos o persistentes.