¿Qué pasa si le hecho azúcar al aceite del motor?

¿Qué pasa si le echo azúcar al aceite del motor? Ay, Dios mío, solo de pensarlo se me ponen los pelos de punta. ¿En serio alguien se plantearía eso? No lo hagas, por favor, te lo imploro. Es como… como si le dieras veneno a tu propio coche, ¿sabes? Una crueldad innecesaria.

Me acuerdo una vez, un amigo de mi hermano… un tipo bastante… creativo, digamos, decidió echarle —¡no me preguntes por qué!— un bote entero de mermelada de fresa al depósito de gasolina. El coche casi explota, o sea, una cosa horrible. Tuve que ayudarle a limpiarlo, y créeme, el olor a fresa quemada me persigue hasta hoy. Eso fue gasolina, imagina lo que haría el azúcar en el aceite…

Se formaría una pasta, ¡una pasta espantosa! Como… como si mezclaras cemento con miel. Una cosa pegajosa, asquerosa, que bloquearía todo. La pobre bomba de aceite… ¡la pobrecita! Intentando bombear esa melaza… ¿Puedes imaginártelo? Se sobrecalentaría, se quemaría… el motor sufriría una muerte lenta y agonizante. Un final horrible, ¿verdad? Ni siquiera quiero pensar en el coste de la reparación, ¡uf!

No es solo una cuestión de dinero. Es… es como si le estuvieras dando un golpe a tu fiel compañero de aventuras, a tu coche que te ha llevado a tantos sitios, que te ha sacado de tantos apuros… ¡No lo hagas! Es una barbaridad. Hay que cuidarlo, ¿no? No sé, igual es que soy demasiado sentimental con mis cosas, pero… no le eches azúcar al aceite, por favor. Te lo digo en serio.