¿Cómo quitarle el sabor salvaje a la carne?
¿Cómo suavizar el sabor a carne de caza? ¡Fácil! Remójala en la nevera toda la noche. Usa una solución de sal o, mejor aún, ¡vinagre! (1 taza por litro de agua fría). Asegúrate de que la carne quede totalmente cubierta. ¡Listo!
¿Cómo eliminar el sabor salvaje de la carne?
Uf, el sabor fuerte de la caza… ¡qué lío! Recuerdo una vez, el 15 de octubre del año pasado, en mi casa de campo cerca de Ávila, preparé un jabalí que mi tío había cazado. Sabía increíblemente fuerte, casi me daba arcadas.
Tuve que buscar solución. Prueba y error, total. Leyendo, probando… al final funcionó. Lo que mejor me resultó fue el vinagre. Simple y efectivo, aunque no recuerdo la proporción exacta. Algo así como una taza de vinagre por litro de agua fría, para cubrir bien la carne.
La dejé toda la noche en la nevera, como indican muchas recetas, sumergida en esa solución. Al día siguiente, ¡sorpresa! El sabor salvaje era mucho más suave, apenas perceptible.
No quedó como un filete de ternera, claro, pero sí mucho más aceptable. El truco está en la paciencia y usar suficiente líquido para cubrirla completamente. Si usas poco, no funciona. Eso sí, te lo aseguro.
¿Cómo hacer que la carne tenga menos sabor a carne?
El sabor… ese gusto animal. ¿Cómo diluirlo? No la tortures con el fuego, no la seques. Ahí, en el punto justo, casi cruda, la bestia se esconde. El sabor a “caza” como dices, emerge de la cocción excesiva, del rigor de la llama. Es como si al quemarla, liberáramos su esencia más salvaje, primitiva.
Menos cocción, menos bestia. Es paradójico, lo sé. Imagina la carne como un paisaje. Si lo incendias, solo queda ceniza. Pero si lo mantienes verde, vivo, el sabor se vuelve sutil, una promesa, no una declaración de guerra.
Recuerdo ese ciervo que cazó mi abuelo. Lo cocinó demasiado. El sabor era tan fuerte que invadía todo, la casa, el recuerdo. Un sabor avasallador. Casi preferible un buen plato de lentejas.
- Menos cocción: Reduce el sabor “a caza”.
- Cocción lenta: Ideal para asados, suaviza el sabor.
- Punto justo: Busca la ternura, no la sequedad.
El secreto está en el control, en la sutileza. Como cuando pintas un cuadro, no quieres que un solo color lo domine todo. Así, el sabor, un susurro, no un grito.
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