¿Cómo saber si se está mezclando el agua con el aceite?

¡Ay, esa lechada blanquecina en la varilla! ¿A quién no le ha dado un vuelco el corazón al verla? Parece un batido de chocolate aguado, ¿verdad?, pero nada más lejos de la realidad. Es una señal fatal. Me acuerdo una vez, con mi viejo Renault, que vi algo parecido. Pensé: “Bah, será condensación, nada importante”… ¡Grave error! Terminé con el motor hecho trizas. Y es que esa especie de mayonesa en la varilla significa que hay agua en el aceite del motor. ¿Y qué pasa con eso? Pues que se forma una emulsión que no lubrica bien, y adiós piezas. Imagina, el metal rozando contra metal… Desgaste, corrosión… un desastre, vamos.

Si a eso le sumas que el coche empieza a hacer cosas raras, a dar tirones, o a sonar como una cafetera vieja, ¡apaga y vámonos! Es como si te dijera a gritos: “¡Socorro!”. Recuerdo que el mío, el Renault, empezó a perder potencia en las cuestas. Una tortura. Luego, empezó a echar humo blanco… En fin, un drama. Dicen – no sé dónde lo leí, creo que en un foro de mecánica – que si el agua llega a cierto porcentaje, la cosa se pone fea de verdad. No recuerdo la cifra exacta, pero vamos, que no hace falta ser un genio para saber que agua y aceite no se llevan bien.

Así que, si ves esa sustancia lechosa, ni lo dudes: taller directo. Más vale prevenir que curar, ¿no? Y aunque no notes nada raro en el coche, mejor que un mecánico le eche un vistazo. Créeme, te ahorrarás disgustos (y dinero) a la larga. Yo aprendí la lección a la mala con mi Renault. ¡No cometas el mismo error!

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