¿Cómo se llama el chef que le echa sal a la carne?

Más que sal: La alquimia de la fama de Salt Bae

¿Quién no ha visto el video? Un hombre, con una concentración casi religiosa, espolvorea sal sobre un filete con un movimiento fluido y teatral. Ese hombre es Nusret Gökçe, más conocido en el mundo como Salt Bae. Pero su historia va más allá de un simple gesto viral. Salt Bae no es simplemente un chef que echa sal a la carne; es un maestro de la puesta en escena, un constructor de marca y, sin duda, un empresario astuto.

Su ascenso a la fama en 2017 fue meteórico. Un corto video, aparentemente inocente, mostrando su técnica particular para salar la carne, se convirtió en un fenómeno global. La peculiaridad no residía únicamente en su método –aunque el aire dramático y el cuidado milimétrico de cada grano de sal contribuyeron significativamente–, sino en la aura de misterio y perfección que cultivaba alrededor de su oficio. Era un performance, una obra de arte efímera que cautivó a millones.

La imagen de Salt Bae, con su coleta, sus tatuajes y su uniforme impecable, se grabó en la memoria colectiva. El gesto, aparentemente sencillo, se convirtió en un meme, imitado y parodiado a nivel mundial. Pero tras la viralidad, se encuentra una estrategia empresarial brillante. Salt Bae supo capitalizar el momento, expandiendo su influencia más allá de las redes sociales.

La creación de su cadena de restaurantes, Nusr-Et, fue el siguiente paso lógico. Estos establecimientos, ubicados en varias ciudades de prestigio internacional, no solo ofrecen carne de alta calidad, sino una experiencia gastronómica completa, un espectáculo donde la ostentación se convierte en protagonista. La inclusión de carnes cubiertas con pan de oro, con un precio que refleja su exclusividad, se ha convertido en un símbolo de su marca, atrayendo a una clientela que busca tanto la exquisitez como el lujo.

Sin embargo, el éxito de Salt Bae también ha generado controversia. Las críticas sobre el precio exorbitante de sus platos y las acusaciones de falta de higiene en algunos de sus establecimientos han empañado su imagen. Pese a ello, su capacidad para mantener la atención del público y convertir un simple gesto en un imperio empresarial es innegable.

Salt Bae, pues, es un ejemplo fascinante de cómo una imagen bien construida, un toque de extravagancia y un gran sentido empresarial pueden transformar un acto cotidiano en un fenómeno global. Su historia trasciende la simple acción de salar la carne; es una narrativa sobre la creación de una marca personal y el aprovechamiento magistral de la viralidad en la era digital. Y aunque la polémica lo siga, una cosa es cierta: nadie olvidará la imagen de Salt Bae salando su carne.