¿Cómo se pueden almacenar las lentejas a largo plazo?

¡Ay, las lentejas! ¿Quién diría que un alimento tan humilde puede ser tan esencial? A mí, la verdad, me sacan de apuros mil veces. ¿Cómo las guardo yo? Pues mira, te cuento mi truquito.

Siempre las pongo en frascos de vidrio, ¿sabes? De esos que cierran herméticamente. Tengo una despensa, gracias a Dios, que es bastante oscura y fresquita. Ahí es donde las meto. No sé, me da como una paz mental saber que están a salvo de la humedad. ¡Uf, la humedad! Qué pesadilla es con la comida. Y ni hablar de esos bichitos que se creen que la despensa es su restaurante personal… ¡Ni pensarlo!

Supongo que lo de los frascos no es ciencia espacial, pero a mí me funciona. Una vez, por andar con prisas, dejé una bolsa de lentejas a medio cerrar en el armario (error, ¡enorme error!). Al cabo de un mes, ¡madre mía! La que se había liado allí dentro. Desde entonces, frascos de vidrio forever.

Y lo de la luz directa del sol… ¡Es verdad! Una vez leí que la luz puede degradar los nutrientes de las legumbres, ¿te lo puedes creer? Yo ya no me fío y las mantengo en la oscuridad como si fueran un tesoro.

No sé cuánto tiempo exactamente duran así, la verdad. Supongo que meses, fácilmente. Nunca me han durado tanto como para comprobarlo, porque las uso bastante, la verdad. Pero vaya, que me da una seguridad tremenda tenerlas ahí, listas para un guiso calentito en invierno. ¿A ti cómo te gusta prepararlas? A mí, con chorizo y pimentón… ¡Mmm, qué rico!