¿Cómo se siente cuando se te cierra el estómago?

¿Cómo se siente cuando se te cierra el estómago? Ay, Dios mío… ¿Cómo explicarlo? Es una sensación… horrible, ¿sabes? No es solo un malestarcito, no. Es como si te metieran un puño de hielo, uno de esos puños helados que te aprietan con fuerza, con rabia incluso, hasta el punto de que te falta el aire.

Recuerdo una vez, en un viaje a la playa con mi familia, comí unos mariscos… ¡Qué mala idea! Se me cerró el estómago de una forma que nunca olvidaré. Fue terrible. Sentí una presión tan fuerte que me doblaba por la mitad, náuseas que me dejaban sin aliento… escalofríos… de verdad, creí que iba a desmayarme. Me refugié en el baño, blanca como la pared, y pasé un mal rato… ¿Te imaginas? Unas vacaciones arruinadas por esa sensación espantosa.

Y es que, más allá de las náuseas, hay algo peor… es la angustia que te sube, como una ola, hasta la garganta. Una angustia que te deja sin habla, sin capacidad de reacción… ¿Sabes esa sensación de que algo malo está a punto de pasar? Eso. Eso mismo es lo que siento. Y si es muy, muy fuerte… me da miedo, sí, lo admito. Me asusta pensar que pueda ser algo grave, algo más allá de un simple malestar.

En esos momentos solo quiero… acurrucarme, desaparecer, que pase rápido, que todo vuelva a la normalidad. Quiero que ese puño helado, ese monstruo que se ha apoderado de mi estómago, me suelte de una vez. Y a veces… a veces me pregunto, ¿no será que estoy exagerando un poco? Pero luego siento otra vez la presión, el malestar… y me doy cuenta de que no, que no estoy exagerando nada. Es real, es horrible, y me desearía que nunca más lo sintiera.