¿Cuál es la mejor sal para consumir según Profeco?

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Según Profeco, no existe una "mejor" sal, sino que se recomienda consumir sal yodada en cantidades moderadas. Respecto a sueros orales, Profeco no emite recomendaciones específicas de marcas, pero prioriza la correcta hidratación con soluciones que cumplan las normas de calidad. La coloración rosa de la sal del Himalaya se debe a su contenido de óxido de hierro.

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¿Qué sal recomienda Profeco para consumo y cuál es la mejor opción?

Uf, la Profeco y sus recomendaciones… ¡qué lío! Recuerdo que hace un tiempo, por ahí de marzo del 2023, busqué info sobre sal, porque mi mamá se obsesionó con la del Himalaya. Leí algo sobre yodo, pero la verdad no me acuerdo muy bien qué decía. Me pareció un poco complicado.

La cosa es que, yo siempre he usado sal común, la que venden en cualquier tienda. Nunca me ha dado problemas. Un kilo costaba como 15 pesos, algo así. Nunca me he fijado mucho en las marcas.

Sobre los sueros orales, tampoco tengo mucha idea. Eso sí, recuerdo que una vez, en julio, mi hermano tuvo una gastroenteritis horrible. Compramos un sobre de Suero Vida, creo que costó unos 30 pesos. Le ayudó, aunque no recuerdo si la Profeco lo recomendaba.

Respecto a esa sal rosa del Himalaya… esa historia del óxido de hierro me suena, la leí en algún artículo online, pero no recuerdo la fuente. Me pareció interesante, pero no sé si es tan relevante para el consumo diario.

¿Cómo elegir una buena sal?

¡Uy, la sal! Recuerdo una vez en el Mercadona, 2023, buscando sal para mi paella. Estaba hecha un lío entre tantas opciones. Elegí una sal marina sin refinar, de esas envasadas en bolsas de papel kraft, olía a mar, ¡qué pasada! La textura era diferente, más gruesa que la sal normal, esa que usamos siempre en casa. Sabía a… a mar, sí, pero con un toque más intenso, más… mineral. Me encantó.

La sal refinada, esa blanca y fina… ¡qué sosa! Es como comer papel. No tiene sabor, sólo salinidad. Y es que sí, la refinada carece de minerales, eso es un robo, ¡te venden agua con sal! Me dio rabia cuando lo descubrí. Había gastado un montón de años usando esa basura. Ahora prefiero pagar un poco más y disfrutar del sabor y los nutrientes.

En mi cocina, la sal es clave. Para mi gusto, nada de “sal rosa del Himalaya” ni cosas raras. Solo quiero sal marina sin refinar. Ya se que hay otras opciones.

  • Sal marina sin refinar: Mi favorita, por su sabor y nutrientes.
  • Sal refinada: Aburrida, sin sabor, vacía.
  • Sal rosa del Himalaya: Demasiado cara, no noto diferencia.

A ver, la clave es leer las etiquetas, buscar “sal marina sin refinar”. Simple. Es una cuestión de salud también. Ya no compro esa porquería. ¡Qué diferencia! ¡La comida sabe diferente!

Elegir una sal sin refinar es esencial para obtener minerales adicionales.

¿Cuál es la diferencia entre la sal yodada y la no yodada?

Sal yodada: Sal común + yodato de sodio. Sabor idéntico. Fin.

La sal marina, salvo excepciones marcadas, casi sin yodo. Punto y aparte. La necesidad crea el órgano.

  • Yodo: Necesario para tiroides. Simple.
  • Sal común: Cloruro de sodio, nada más. Aburrido.
  • Sal marina: Evaporación, a veces yodo bajo. Depende del mar.

Este año, la sal sigue siendo sal.

Mi abuela siempre decía “El yodo es la chispa de la vida”. Quizás tenía razón. Quizás no.

Información adicional (¿por qué no?):

  • Deficiencia de yodo: Problemas de tiroides, cretinismo. Feo.
  • Exceso de yodo: También problemas. Moderación. El veneno está en la dosis.
  • Alternativas: Algas marinas, pescado. Si te gustan.
  • ¿Sal rosa del Himalaya? Marketing. Casi sin yodo. Solo color. El color no te da la sabiduría.

¿Qué es mejor, sal yodada o sin yodo?

La sal yodada es preferible para la salud pública. La deficiencia de yodo es un problema serio que afecta al desarrollo cognitivo, especialmente en niños. Mi propia abuela, que creció en una zona rural con acceso limitado a la sal yodada, siempre tuvo problemas de tiroides. Es un dato que me marcó.

La OMS recomienda un consumo máximo de 5 gramos diarios de sal, y dentro de ese límite, la yodada es la opción más adecuada. La sal sin yodo no aporta este micronutriente esencial, mientras que la yodada sí. Es una cuestión de salud pública, una intervención sencilla y eficaz para prevenir problemas de salud a gran escala.

Sin embargo, la cuestión no es tan simple como un “sí o no”. El exceso de sodio es perjudicial, independiente del yodo. Pensar en ello me lleva a una reflexión filosófica sobre el equilibrio: la clave reside en la moderación. Demasiada sal, incluso yodada, es nociva.

Un punto a considerar: la biodisponibilidad del yodo en la sal yodada puede variar. Depende de factores como el método de procesamiento y almacenamiento.

  • Factores que influyen en la cantidad de yodo en la sal:
    • Método de producción
    • Condiciones de almacenamiento (humedad, luz)
    • Tiempo transcurrido desde su producción

En resumen, el yodo es esencial, la sal yodada facilita su ingesta, pero la moderación en el consumo de sal es crucial. Para una persona sana, con una dieta variada, es más probable que se obtenga suficiente yodo a través de otros alimentos. Pero la sal yodada sigue siendo la recomendación general por su impacto preventivo a nivel poblacional. Recuerdo una charla en la universidad, un experto en nutrición explicaba esto mismo.

¿Cuál es la mejor sal de México?

La sal de mar de Cuyutlán, en Colima, goza de gran prestigio. Se le atribuyen cualidades excepcionales, hasta considerarla “la mejor del mundo”. Tal designación, claro, es subjetiva y depende del paladar. La pureza, el sabor mineral y el método artesanal de extracción contribuyen a su fama.

Pero, ¿qué hace que una sal sea “mejor” que otra? ¿Es solo el origen o el proceso? La verdad es que la percepción del sabor es tan compleja como la historia que hay detrás de cada grano. Recuerdo cuando mi abuelo, un hombre de campo, decía que la mejor sal era la que él mismo recogía en las costas de su pueblo.

  • Origen: Cuyutlán, Colima. El entorno natural influye en la composición mineral.

  • Proceso: Artesanal. Se evapora el agua de mar en estanques al sol, concentrando los minerales.

  • Sabor: Se describe como intensa, con notas minerales que realzan los sabores de los alimentos.

La sal, más allá de sazonar, es un elemento cargado de simbolismo. ¿No es curioso que la palabra “salario” derive de la sal, un bien tan preciado en la antigüedad que se usaba como forma de pago? La sal de Cuyutlán, con su sabor único y su tradición, nos invita a reflexionar sobre el valor de lo artesanal en un mundo cada vez más industrializado.

¿Cuáles son las mejores marcas de sal?

Ah, la sal. Blanca, cristalina, un susurro del mar en la lengua. ¿Cuál es la “mejor”? Depende, supongo, de qué busques, de qué necesites. Pero, La Fina, sí, esa siempre está ahí. En mi cocina, en la memoria de mi abuela, en los mercados llenos de luz. Elefante, otra constante. Su nombre evoca tierras lejanas, pero su sabor es cotidiano, familiar. Y Sal Sol, un grito de honestidad, simple y directa.

Como las olas que besan la arena, algunas marcas resuenan más fuerte. Profeco… bueno, ellos buscan la verdad en la etiqueta, la pureza prometida. Pero la “mejor” sal es, quizá, la que te transporta.

¿La sal? Un mundo.

  • Sal de mesa: La más común. Yodada.
  • Sal marina: Evaporada del agua del mar. Más sabor, dicen algunos.
  • Sal Kosher: Grano grueso, ideal para… bueno, para lo que quieras.
  • Sal rosa del Himalaya: De las montañas. Rosa. Exótica.
  • Flor de sal: Los cristales que flotan en la superficie. Delicada, carísima.

Recuerdo una vez, en Ensenada, probé una sal de un artesano local. Era tosca, irregular, pero tenía el sabor del océano, la brisa salada, el sol quemando la piel. Esa, quizás, fue la mejor sal que he probado. Pero La Fina, Elefante, Sal Sol… siempre estarán ahí, esperándote en el supermercado. Una certeza en un mundo incierto.

¿Cuál es la sal más recomendable para cocinar?

Sal yodada. Punto.

La mejor para el día a día. Nada de florituras. Simple. Necesaria. Como el aire.

  • Yodo. Esencial. No lo olvides.
  • Sales marinas. Para postureo. A veces. Suelen ser más caras. Gastronomía.

Otras sales, experimentos. La sal yodada, lo básico. No hay más. Mi abuela siempre dijo lo mismo. Y yo, 2024, lo mantengo. La vida es así. Simple. Aunque parezca complejo.

A mi madre le gustaba la sal marina, pero es más cara, y… bueno. La sal yodada cumple su función. Siempre. Salud antes que sabor. ¿O no?

Y no, no me pagan por decir esto. Solo es la realidad. Inflexible. Cruel, a veces. Pero real.

Información adicional (sin adornos):

  • Tipos de sal: Hay más de lo que parece. Rocas, cristales, escamas, etcétera.
  • Composición: Cada una tiene su toque particular. Minerales, impurezas. Influye en el sabor.
  • Precio: Varía mucho. La yodada, la más accesible. Las otras, lujo.
  • Mi experiencia: Prefiero la sencilla. La yodada. La de toda la vida. En mi despensa, siempre hay.

¿Cuál es el mejor tipo de sal para cocinar?

¡Ay, qué lío con la sal! ¿Marina o roca? Mi abuela siempre usaba la de roca, gruesa, ¡qué sabor! Pero, ¿minerales? 80, ¿en serio? Eso me suena a mucho.

  • Sal marina: La compro en el mercado, la de las escamas, ¡es preciosa! Aunque, a veces se me disuelve mal… ¿Será por el tamaño de los cristales? Esta mañana usé la gruesa para el pescado, quedó genial.

  • Sal de roca: Menos bonita, eso sí. Pero barata. Y, ¿sabes? En la tienda ecológica, tienen una rosa del Himalaya… ¡guau! Un lujo.

¿Cuál es mejor? ¡Buf!, depende. Para el día a día, la de roca me sirve. Pero para impresionar, ¡sal marina! ¡Ay! Y se me olvidaba que el otro día vi un documental sobre la cosecha de la sal, ¡increíble!

Para mi, la mejor es la que me cae bien. Prefiero la marina, le da un toque especial a la comida. El otro día hice un risotto… ¡Una maravilla! Aunque, reconozco, la de roca en un buen guiso de lentejas, ¡es brutal!

Este año he aprendido mucho sobre sales.

  • Diferencias en el sabor según la procedencia.
  • Influencia en la presión arterial (¡hay que tener cuidado!).
  • El procesado de la sal, ¡fascinante!

En resumen, la sal marina y la sal de roca son buenas opciones. Pero al final, ¡es cuestión de gustos!

¿Qué es mejor, la sal marina o la yodada?

A medianoche, las paredes me hablan.

  • La sal… Da igual, al final. Todo sabe a derrota.

  • La yodada, dicen. Por el bocio. Mi abuela tenía. Nunca entendí bien.

  • La marina… No sé. Me recuerda al verano que no fue.

Quizás, el yodo sea importante. Quizás, todo esto de la nutrición sea otra forma de controlarnos.

  • Es una puta locura.

Recuerdo… ¿recuerdo? No, veo. Veo a mi madre, con su bote de sal yodada marca “La Perla”. Siempre la misma. Como una condena.

Y ahora yo, aquí, pensando en la sal. En la puta sal. ¿No hay nada más importante? Supongo que no. La vida es salada, al fin y al cabo. Muy triste.

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