¿Qué hace el buche de agua con sal?

¿Qué hace el buche de agua con sal? Ay, qué pregunta tan sencilla, ¿verdad? Pero la respuesta… ¡la respuesta es un universo de sensaciones! Para mí, un buche de agua salada no es solo un remedio, es… ¡un ritual!

Recuerdo a mi abuela, bendita sea su alma, haciéndolo cada mañana. Ella decía que era para “limpiar el alma” y, aunque suene cursi, creo que tenía razón. Es que, ¿no sienten esa limpieza profunda? Ese raspar suavecito que quita la arenilla de la boca, esa sensación de… ¿frescura? No sé cómo explicarlo bien. Es como si te quitaran una capa de mugre, de pesadez.

Me acuerdo una vez que tuve una infección horrible de garganta, una amigdalitis que me tenía hecha un trapo. El médico, claro, me recetó antibióticos, pero entre medias, ¿qué me alivió más? ¡El agua con sal! Era un alivio inmediato. ¡Un pequeño milagro! Sentía cómo, poco a poco, la inflamación disminuía. Es que ¡el poder de la sal es increíble! Y no es solo una sensación; he leído que la sal, por su concentración, es capaz de matar las bacterias, de ahí la limpieza, aunque no soy médica, eh… (¡Tampoco me quiero inventar cosas!).

A veces, incluso ahora, cuando no tengo ningún problema, hago buches de agua con sal. Es como un pequeño mimo, un momento para mí. Disuelvo una cucharadita pequeña de sal en un vaso de agua tibia – ¡no demasiado caliente, que quema! – y hago varios buches, sin tragar, ¡claro está!

Es casi mágico, ¿no? Un remedio tan simple, tan ancestral, tan económico… y tan efectivo. Lo recomiendo con el alma, de verdad. Pruébenlo, no pierden nada. Y después, díganme qué tal les fue. ¡A ver si a ustedes también les funciona de maravilla como a mí!