¿Cómo se llama el trastorno de no dejar de comer?

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La ingesta compulsiva, un trastorno grave, se caracteriza por la incapacidad de controlar los impulsos de comer, consumiendo cantidades excesivas de alimentos en episodios repetidos, generando una sensación de pérdida de control sobre la alimentación.

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Más Allá del Hambre: Entendiendo la Ingesta Compulsiva

¿Cómo se llama el trastorno de no dejar de comer? La respuesta simple es: ingesta compulsiva. Sin embargo, detrás de esta denominación se esconde una realidad compleja y a menudo silenciada, un trastorno alimentario grave que va mucho más allá de simplemente “comer demasiado”. No se trata de un capricho, una falta de voluntad o una simple debilidad; la ingesta compulsiva es una enfermedad caracterizada por una profunda disfunción en la regulación del apetito y el comportamiento alimentario.

La imagen popular de alguien con ingesta compulsiva suele ser errónea. No se limita a comer golosinas en grandes cantidades ocasionalmente. Se caracteriza por episodios recurrentes de ingesta descontrolada de alimentos, en los que se consumen cantidades significativamente mayores de lo que la mayoría de las personas comerían en un periodo de tiempo similar bajo circunstancias parecidas. La clave reside en la pérdida de control: la persona siente una incapacidad para detenerse, a pesar de estar llena o sentir malestar físico. Esta sensación de pérdida de control es fundamental para el diagnóstico y diferencia la ingesta compulsiva de simplemente comer en exceso.

A diferencia de la bulimia nerviosa, donde la ingesta excesiva suele ir seguida de conductas compensatorias como el vómito autoinducido o el uso de laxantes, la ingesta compulsiva no implica estas prácticas. La persona puede experimentar sentimientos de culpa, vergüenza o autodesprecio después de los episodios, pero no intenta contrarrestar el aumento de peso. Esta ausencia de conductas compensatorias, sin embargo, no disminuye la gravedad del trastorno. De hecho, la ingesta compulsiva puede llevar a problemas significativos de salud, como obesidad, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y problemas de salud mental como la depresión y la ansiedad.

La causa exacta de la ingesta compulsiva es aún objeto de investigación, pero se cree que una compleja interacción de factores genéticos, psicológicos y ambientales juega un papel crucial. El estrés, la baja autoestima, la genética familiar y ciertas experiencias traumáticas pueden contribuir al desarrollo del trastorno.

Es importante resaltar que la ingesta compulsiva no es un problema de fuerza de voluntad. Se requiere un tratamiento profesional que aborde tanto los aspectos psicológicos como los conductuales. La terapia cognitivo-conductual (TCC), la terapia interpersonal y la terapia nutricional son algunas de las intervenciones que han demostrado ser efectivas. Buscar ayuda profesional es fundamental para recuperar el control sobre la alimentación y mejorar la calidad de vida. Si usted o alguien que conoce está luchando con la ingesta compulsiva, no dude en buscar apoyo de un profesional de la salud mental o un nutricionista especializado en trastornos alimentarios. Recordar que hay ayuda disponible es el primer paso hacia la recuperación.