¿Cómo se llama una comida sin sabor?

¿Cómo se llama una comida sin sabor? Ay, esa pregunta… me remueve algo dentro, un recuerdo casi olvidado, de una papilla de hospital, blanca y pastosa, un recuerdo que se aferra a mi memoria como una garrapata. Insípido, claro, insípido es la palabra, la etiqueta perfecta para esa experiencia traumática. Pero… ¿solo insípido? ¿Hay más maneras de describir ese vacío en la boca, esa ausencia total de gusto?

Soso, sí, soso es una buena opción, me evoca a esa vez que mi abuela, Dios la tenga en su gloria, intentó hacer una sopa de verduras siguiendo una receta… “un tanto experimental”. ¡Ay, qué soso! Parecía agua de grifo con un par de hojas perdidas, casi daba la impresión que le faltaba hasta la sal.

Desabrido… Uf, esa palabra me golpea con más fuerza. Desabrido suena a decepción, a expectativa frustrada, ¿no crees? Recuerdo un cumpleaños, tenía unos diez años, esperando con ansias el pastel de chocolate que mi madre había prometido. Y el pastel… desabrido, completamente desabrido. Un bloque seco y sin gracia que me dejó con un nudo en la garganta y un sabor amargo, mucho más amargo que el propio pastel.

Simple… Quizás esa sea la más amable de todas. Simple, como la vida misma a veces, sin florituras, sin grandes alardes, simplemente… ahí. Pero aun así… a veces la simpleza puede ser también una forma de insípidez, ¿verdad? Depende del contexto. Un plato de arroz blanco, por ejemplo, puede ser simple y delicioso para algunos, y para otros, solo… simple, un poco triste.

Así que, sí, insípido es la palabra correcta, la más común, pero hay toda una gama de matices, de emociones y recuerdos ligados a la ausencia de sabor. Un universo de sensaciones que van más allá de una simple definición. Y dependiendo del recuerdo que me venga a la mente, a veces prefiero usar una palabra u otra, porque las emociones, al final, son las que le dan sabor a la vida, ¿no? Incluso a la comida insípida.