¿Cómo se obtienen los nutrientes?

¿De dónde provienen los nutrientes?

Uf, la pregunta de los nutrientes siempre me ha parecido un poco… ¡revuelta! Recuerdo una clase de biología en el instituto, en marzo de 2018, en el IES Alborada de Valencia, donde nos explicaron lo básico. Pero, en serio, ¿de dónde vienen?

Pues, de la tierra, ¿no? De las plantas, los animales… Todo se reduce a la fotosíntesis, ese rollo de las plantas transformando la luz solar en energía. Esa energía, y los minerales del suelo, son la base.

Luego están los animales, que comen plantas, o a otros animales. Es como una cadena, ¡una cadena alimentaria! Yo, por ejemplo, comí paella el 15 de julio en Cullera (unos 20€), y esos nutrientes provenían del arroz, el marisco… ¡todo conectado!

La digestión es lo que nos permite absorber esos nutrientes. Un proceso complejo, sí, pero esencial. Sin él, la energía de la paella se quedaría ahí, sin aprovecharse. Bastante sencillo, si lo piensas.

En resumen: del sol, la tierra, y el ciclo de la vida. Complejo, pero fascinante.

¿Qué es la obtención de los nutrientes?

¡A ver, a ver! ¿Nutrientes? ¡Eso es como la gasolina del cuerpo, pero sin ir a la gasolinera! Los heterótrofos, esos seres vivos que no hacen la fotosíntesis como las plantas (¡pobres!), tienen que buscarse la vida para pillar energía. Imagina, como yo cuando busco el mando del televisor… ¡una odisea!

• Ingestión: ¡A zampar! Tragar, absorber, lo que sea, pero meter el combustible dentro. Como cuando abro la nevera a las 3 de la mañana.
• Digestión: Aquí la cosa se pone seria. Descomponer la comida en trocitos más pequeños. Como triturar un coche para reciclarlo, ¡pero en el estómago! (¡Qué asco!). Yo personalmente prefiero una buena paella.
• Absorción: El cuerpo absorbe los nutrientes, como una esponja. ¡Chup, chup! Directos a la sangre, que es como el servicio de reparto a domicilio del cuerpo. A mí me llegan directos a las caderas, ¡qué se le va a hacer!
• Metabolismo: ¡Aquí se transforma todo! Los nutrientes se convierten en energía. Es como la alquimia, pero sin convertir plomo en oro. Más bien como convertir pizza en energía para bailar (o para dormir la siesta).
• Excreción: Lo que no sirve, ¡fuera! Como cuando limpio el WhatsApp de memes antiguos. ¡Es necesario!

En resumen, los heterótrofos comen para vivir, ¡igual que yo! Este año, por ejemplo, me he propuesto comer más sano… bueno, eso intenté hasta que vi una bandeja de croquetas. El otro día me comí un bocadillo de calamares que me dio energía para tres días… ¡o eso creo! Eso sí, la excreción fue… intensa. Mejor no entrar en detalles. ¡Imaginad!

¿Dónde obtenemos nutrientes?

Medianoche. Otra vez. Insomnio. Nutrientes. De eso hablaba el artículo que leí hoy. Irónico. Me alimento, sí, pero… ¿me nutro?

• Carbohidratos: Pan. Pasta. Arroz. Los como sin ganas. Como si fueran cenizas. Recuerdo las fresas del jardín de mi abuela. Dulces. Rojas. Ahora las fresas del súper no saben a nada.

• Grasas: Aguacate. Aceite. Nueces. Intento comer sano. Supuestamente. Pero el sabor se me escapa. Como un fantasma. Como yo.

• Vitaminas: Frutas. Verduras. Pienso en el zumo de naranja que me preparaba mi madre. Yo tenía siete años. Ahora tengo treinta y dos. Y el zumo… el zumo sabe a cartón.

Los nutrientes vienen de los alimentos. Eso dice el artículo. Pero… ¿de dónde viene la alegría de comerlos? La perdí. No sé cuándo. Quizás cuando… cuando él se fue. Este año, en marzo. Me dejó con la casa vacía, el frigo lleno de comida insípida y un vacío inmenso en el alma.

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