¿Cuándo es mortal la Salmonella?

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La salmonelosis rara vez es mortal en adultos sanos. Sin embargo, en grupos vulnerables como bebés, ancianos, inmunodeprimidos o embarazadas, puede ser peligrosa por las posibles complicaciones.
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La Salmonella: ¿Cuándo se convierte en una amenaza mortal?

La salmonelosis, la enfermedad causada por la bacteria Salmonella, es una infección gastrointestinal común que afecta a millones de personas en todo el mundo cada año. Si bien la mayoría de los casos se resuelven espontáneamente en pocos días con síntomas leves, es fundamental comprender que la gravedad de la infección puede variar significativamente dependiendo del individuo afectado. La afirmación de que la salmonelosis “rara vez es mortal en adultos sanos” es, en general, cierta, pero requiere una matización importante.

En adultos sanos con sistemas inmunológicos robustos, la infección por Salmonella suele manifestarse como una gastroenteritis autolimitada. Los síntomas, que incluyen diarrea (a veces sanguinolenta), fiebre, vómitos, calambres abdominales y dolor de cabeza, suelen durar entre cuatro y siete días. Aunque desagradable, esta forma de la enfermedad raramente pone en peligro la vida. La recuperación completa es la norma, y la intervención médica generalmente se limita al tratamiento sintomático, como la rehidratación oral.

Sin embargo, la situación cambia drásticamente en grupos de población vulnerables. Para bebés, ancianos, personas con sistemas inmunitarios comprometidos (debido a enfermedades como el VIH/SIDA, el cáncer o el tratamiento con quimioterapia) y mujeres embarazadas, la infección por Salmonella puede tener consecuencias graves, incluso mortales.

En estos grupos, la bacteria puede invadir el torrente sanguíneo, causando una bacteriemia por Salmonella, una condición mucho más peligrosa. La bacteriemia puede provocar sepsis, una respuesta inflamatoria sistémica potencialmente fatal. Además, la diarrea severa puede llevar a una deshidratación significativa, especialmente en bebés y ancianos, que pueden ser incapaces de compensar la pérdida de líquidos de forma adecuada. La deshidratación severa, a su vez, puede desencadenar complicaciones renales, cardíacas y neurológicas que ponen en riesgo la vida.

En las mujeres embarazadas, la infección por Salmonella puede provocar un parto prematuro, bajo peso al nacer o incluso aborto espontáneo. La bacteria también puede atravesar la placenta y afectar al feto.

Por lo tanto, si bien la mayoría de los adultos sanos se recuperan de la salmonelosis sin secuelas, es crucial reconocer que la gravedad de la infección es altamente dependiente del estado inmunológico y la edad del individuo. Cualquier síntoma preocupante, como fiebre alta persistente, diarrea sanguinolenta, signos de deshidratación severa (sequedad de boca, disminución de la orina, mareos) o dolor abdominal intenso, debe ser evaluado inmediatamente por un profesional médico. La pronta intervención médica es vital para prevenir complicaciones potencialmente mortales, especialmente en los grupos de riesgo mencionados. La prevención, mediante una correcta higiene alimentaria y la cocción adecuada de los alimentos, sigue siendo la mejor estrategia para evitar la infección.