¿Cuántos gramos de proteína debe consumir un adulto mayor?

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Para contrarrestar la sarcopenia, frecuente en adultos mayores, se recomienda una ingesta proteica diaria de 1 a 1,2 gramos por kilogramo de peso corporal. En caso de enfermedad, esta cantidad debe aumentar a 1,2-1,5 gramos por kilogramo. Una dieta adecuada previene la pérdida muscular asociada a la obesidad.
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La Proteína, Aliada Clave contra la Sarcopenia en la Vejez

La sarcopenia, la pérdida gradual de masa y fuerza muscular asociada al envejecimiento, es una preocupación creciente en la salud de los adultos mayores. Afortunadamente, una estrategia nutricional eficaz para contrarrestar este proceso es una ingesta proteica adecuada. Pero, ¿cuánta proteína necesita realmente un adulto mayor? La respuesta no es única, y depende de varios factores, incluyendo la salud general y la actividad física individual.

Sin embargo, como regla general, se recomienda una ingesta diaria de 1 a 1,2 gramos de proteína por kilogramo de peso corporal para la mayoría de los adultos mayores. Esta cantidad proporciona el sustento necesario para la síntesis proteica muscular, ayudando a mantener y, en algunos casos, incluso a aumentar la masa muscular. Para una persona de 70 kg, esto significaría entre 70 y 84 gramos de proteína al día.

Es importante destacar que estos valores son una referencia, y no una prescripción rígida. La necesidad individual puede variar según diversos factores, incluyendo la genética, el nivel de actividad física y el estado de salud. Un adulto mayor sedentario puede necesitar menos proteína que un individuo físicamente activo del mismo peso.

Situaciones que requieren un mayor aporte proteico:

La recomendación de 1 a 1,2 gramos por kilogramo se aplica a adultos mayores sanos. Sin embargo, en situaciones específicas, como la presencia de enfermedades crónicas o procesos de recuperación post-quirúrgicos, la necesidad de proteína aumenta significativamente. En estos casos, se aconseja un rango de 1,2 a 1,5 gramos de proteína por kilogramo de peso corporal. Esta mayor ingesta contribuye a una mejor cicatrización, fortalece el sistema inmunológico y ayuda a compensar la pérdida muscular acelerada que pueden causar algunas enfermedades.

Más allá de la cantidad: la calidad de la proteína

No solo es importante la cantidad de proteína consumida, sino también su calidad. Se recomienda priorizar fuentes de proteína de alto valor biológico, ricas en todos los aminoácidos esenciales. Ejemplos de estas fuentes incluyen:

  • Carnes magras: Pollo, pavo, pescado.
  • Legumbres: Lentejas, garbanzos, frijoles.
  • Huevos: Una fuente completa de proteína.
  • Productos lácteos: Leche, yogur (preferiblemente desnatados o bajos en grasa).
  • Frutos secos y semillas: Ofrecen proteína junto con otros nutrientes beneficiosos.

La proteína y la obesidad:

Es crucial entender que una dieta rica en proteínas no solo combate la sarcopenia, sino que también puede ayudar a prevenir o revertir la pérdida muscular asociada a la obesidad. Al mantener una masa muscular adecuada, el metabolismo se acelera, facilitando la pérdida de peso y mejorando la composición corporal en general. Una dieta equilibrada, con un adecuado aporte de proteína, junto con actividad física regular, es la clave para una buena salud en la vejez.

Conclusión:

La ingesta adecuada de proteínas es crucial para la salud de los adultos mayores, especialmente para contrarrestar la sarcopenia. Si bien la recomendación general oscila entre 1 y 1,2 gramos por kilogramo de peso corporal, es fundamental consultar con un profesional de la salud o un nutricionista para determinar la cantidad precisa según las necesidades individuales. Una evaluación personalizada permitirá diseñar un plan nutricional adaptado que garantice una óptima salud y calidad de vida en la etapa adulta mayor.

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