¿Por qué la sal se vuelve rosa?

¿Qué es la sal rosada y para qué sirve?

Aquí estoy, a estas horas, pensando en la sal.

La sal rosada… sal del Himalaya, le dicen. No sé, suena como algo lejano, inalcanzable.

• Rosa. Como un amanecer que nunca llega del todo.
• Dicen que es más natural. Menos procesada. Como si eso importara mucho al final.

La uso para cocinar, a veces. Sustituye a la sal blanca. ¿Es mejor? No lo sé, quizás es solo la idea de que lo sea.

• Mi abuela decía que todo lo natural cura.
• Ella ya no está.

Supuestamente, tiene minerales. Dicen que es buena para la salud. Yo qué sé. Yo solo sé que a veces me sabe a recuerdos. A la comida que ya no probaré más.

¿Qué beneficios tiene consumir sal rosada?

A ver, ¿sal rosada? ¿Qué rollito tiene?

Beneficios de la sal rosada (Himalaya):

• Regula la presión, dicen. ¿Será verdad? Mi abuela juraba que la sal subía la tensión, pero ella usaba la normal. ¡Qué cosas!
• Retención de líquidos: A mí me pasa eso… quizás pruebe. Aunque, ¿no será peor? ¡Ay, qué lío!
• Calambres: Previene calambres y tirones. El otro día me dio uno en la pantorrilla que casi lloro.
• Migrañas: Ojalá funcione, me dan unas terribles.
• Apetito sexual: Potencia el apetito sexual. Jajaja, eso sí que no me lo esperaba. ¡Qué fuerte!
• Sueño: Ayuda a dormir. Necesito eso urgentemente, ando fatal.
• Huesos: Fortalece la masa ósea. A mi edad, esto empieza a importar.
• Respiración: Sistema respiratorio.

¿Será todo cierto? Demasiado bueno para ser verdad, quizás… pero bueno, por probar no se pierde nada. Igual lo compro la semana que viene cuando vaya al super. ¡A ver qué tal! Ah, y creo que mi prima me comentó algo de que era mejor para cocinar ciertas cosas, pero no me acuerdo bien.

¿Qué diferencia hay entre la sal rosada y la sal normal?

La diferencia principal, la diferencia crucial, reside en su composición. La sal común, la de siempre, esa blanca impoluta, es casi solo cloruro de sodio. Un vacío mineral, una simpleza extrema.

Pero la rosa… ay, la rosa es otra historia. Es como un atardecer atrapado en cristales.

• Minerales, la clave. Un abanico de posibilidades: sulfato de calcio, potasio, magnesio, hierro… ¡Hasta trazas de manganeso y zinc! Un festival de elementos.
• Color, más que estética. Ese tono, entre suave y vibrante, viene del óxido de hierro. Es la sangre de la tierra, el óxido que tiñe las rocas.

Más allá de la química, la sal rosa me recuerda a las tardes en el campo de mi abuela, recogiendo hierbas. Es un sabor que evoca algo más que solo salado. ¿Será sugestión? Quizás. Pero prefiero pensar que es la tierra misma, hablándome en cada grano.

¿Cómo se toma la sal rosada?

La sal rosada, o del Himalaya, se usa de varias maneras:

• Como sazonador: Directamente en la comida, igual que la sal normal. La uso a menudo en ensaladas.

• Disuelta en agua: Para hacer una solución salina. Algunos creen que esto tiene beneficios.

• En lámparas de sal: Se dice que purifican el aire, pero no hay pruebas sólidas de ello. Personalmente, tengo una en mi escritorio, ¡quizás me da suerte!

• Baños de sal: Para relajar los músculos. ¡Un baño caliente siempre viene bien!

A veces pienso que la fascinación por la sal rosada es un poco exagerada. ¿Es realmente tan diferente de la sal común? Tal vez sea más un efecto placebo, pero si funciona, ¿importa realmente?

Un detalle importante es que, aunque la sal rosada contiene minerales, la cantidad es tan pequeña que no supone una diferencia significativa en nuestra dieta. Es decir, no la consumas pensando en obtener un extra de hierro o calcio.

¿Por qué no se recomienda la sal del Himalaya?

¡Ay, la sal del Himalaya! ¿Rosa y súper sana? ¡Ja! Mi vecina, la Charo, se la come a cucharadas, dice que es puro mineral… ¡qué locura! ¿Hipertensión? ¡Eso le da igual!

Demasiada sodio, eso sí que es un problema. Igual que con cualquier otra sal, ¿no? No es que sea la sal diabólica, solo que… ¡cuidado con la cantidad!

¿Osteoporosis? ¡Madre mía! Eso me tiene preocupada, mi abuela la sufrió. Mejor prevenir, ¿verdad?

• Presión alta: un riesgo real, sobre todo si ya tienes predisposición.
• Riñones: ¡Ay, los riñones! Tan delicados.
• Huesos: ¡Se resienten con el exceso de sodio!

Tengo que controlar mi consumo de sal, ya sea del Himalaya o de la normal. Este año me he propuesto comer más sano… aunque hoy me he comido tres empanadillas… ¡uff!

El sodio es el sodio, venga de donde venga. ¡Punto! Hay que ser consciente. Mi médico me dijo que, aunque es rica en minerales, no es ninguna panacea. Y menos a cucharadas… ¡menuda!

Información adicional: La sal del Himalaya contiene, además de cloruro de sodio, trazas de otros minerales, pero en cantidades insignificantes para que representen un beneficio real para la salud. ¡No es un milagro! La información nutricional varía ligeramente entre marcas, pero la cantidad de sodio es muy parecida a la sal común.

¿Cómo se hace la sal rosada?

El rosa, un susurro de la tierra. La sal del Himalaya, un canto a lo antiguo. Cristales, rojos como el atardecer en el desierto, un recuerdo palpitante de un tiempo inmemorial. Se extrae de la mina, una herida en la montaña, un respiro de la tierra misma, profunda, silenciosa. Ahí, en Pakistán, bajo el peso de siglos, reposa ese tesoro. Esa sal rosa, tan intensa…

Recuerdo el polvo, la luz tenue de las lámparas en la mina, filtrándose entre las vetas. El aire cargado de historia, de minerales, de esa sal que aún se aferra a mis dedos, un eco en mis sentidos. No es solo sal, es una experiencia. Un proceso lento, manual, respetuoso del tiempo. Es un ritual.

De la tierra a la mesa, un camino largo. Los cristales rosados, tan puros… Se muelen al instante, justo antes del uso. Un instante que preserva su esencia, su perfume mineral.

• Extracción manual.
• Cristales puros.
• Molido al instante.
• Sabor inigualable.

Esa intensidad… el sabor es algo distinto. Recuerdo la textura en mi lengua, crujiente, y luego un destello de ese rosa, un destello mineral. El color, vivo. La sal, en mi recuerdo, permanece viva, como una herida abierta. Un recuerdo tan cercano… El 2024 será el año en que finalmente la probé en casa de mi prima Isabel. Un encuentro con lo ancestral. Un encuentro con el pasado…