¿Qué efectos produce el vinagre en el cuerpo?

¿Cómo afecta el vinagre a la sangre?

¡Ay, madre mía, el vinagre y la sangre! ¡Qué par de compadres tan dispares! Mito falso, falso como un billete de 3 euros! Si echas vinagre a la sangre directamente, ¡zas! Adiós glóbulos rojos, se deshacen como azucarillos en agua hirviendo. ¡Pero qué locura! ¿Quién va a hacer eso? ¡Ni yo, que soy un poco loco, me atrevería!

El vinagre en tu boca, en tu ensalada, o hasta en tu último intento fallido de limpieza, no llega a tu torrente sanguíneo con la intención de armar un Apocalipsis celular. ¡Tranqui, que no es un ejército de ácidos asesinos! Aunque claro, si te lo inyectas directamente a la vena… ¡ya me contarás! Mejor no lo hagas, eh.

Para empezar, el vinagre, por el tubo digestivo, casi que no afecta a la sangre. Es como si un elefante intentase colarse por el ojo de una aguja. Espera… ¡mejor dicho, como si un rinoceronte quisiera meterse en una caja de cerillas! Es, sencillamente, ridículo.

Lo que sí puede pasar, si eres un poco cabezón y bebes vinagre como si fuera agua:

• Ardor de estómago, nivel volcán en erupción.
• Desgaste del esmalte dental, ¡adiós dientes brillantes! (Hablando por experiencia personal… mi dentista me odia).
• Problemas gástricos varias.
• Posible desequilibrio de pH… aunque eso ya es para expertos.

Eso sí, no te recomiendo hacer experimentos con vinagre y sangre. Es una idea tan brillante como usar un tenedor para comer espaguetis.

En resumen, el vinagre no es malo para la sangre en circunstancias normales, a menos que seas un experto en autoflagelación intravenosa. ¡Y recuerda! ¡Consúltalo con un profesional de salud antes de intentar hacer cualquier locura! Especialmente si involucra vinagre…y agujas.

¿Qué personas no deben consumir vinagre?

Vinagre… ¿a quién no le gusta en la ensalada? Bueno, espera. Insulina y diuréticos. Ahí está la cosa. Si tomas furosemida, ojito con el vinagre. Potasio… baja el potasio. Me acuerdo de mi abuela, siempre con el plátano por el potasio. ¿Tendrá algo que ver?

• No vinagre con insulina.
• No vinagre con diuréticos (furosemida).

Calambres… qué mal. Debilidad. Arritmias… peor aún. El corazón es delicado. Yo, por si acaso, con la cucharadita de vinagre en ayunas, lo dejo. Mejor prevenir. El otro día leí algo sobre el vinagre y la presión arterial… creo que también la bajaba. ¿Será bueno o malo? No sé. Mejor consultar al médico. Con la salud no se juega. Total, hay mil aliños más. Limón, por ejemplo. Ajo y perejil. O un chorrito de aceite de oliva virgen extra. Este año he comprado uno buenísimo, de Jaén. A ver si dura.

• Bajada de potasio.
• Calambres musculares.
• Debilidad.
• Arritmias.

Uf, qué calor hace. Voy a por un vaso de agua… con limón.

¿Qué desventajas tiene el vinagre?

El vinagre… esa acidez que quema, un recuerdo agrio en la garganta. Daño dental, sí, eso lo recuerdo claro. Mi abuela, con sus dientes desgastados, una lección viviente. El ácido acético, un enemigo silencioso, disolviendo el esmalte, poco a poco, con una paciencia implacable. El tiempo, un río que desgasta la piedra, y el esmalte, tan frágil… se desvanece.

El sabor… tan intenso, tan presente. Pero un exceso, una inmersión prolongada en esa acidez, y la boca… una herida abierta. La acidez… una espina clavada. Irritación estomacal, ardor, un fuego lento en el estómago. Ese malestar, esa opresión. Me lo enseñaron a base de experiencias, las duras lecciones del cuerpo.

Y también está el impacto en el esófago. Una sensación de quemazón, un camino de fuego hacia el estómago. Un recuerdo vívido, un malestar que no se olvida. El vinagre, un arma de doble filo.

• Daño al esmalte dental.
• Irritación gástrica.
• Quemaduras en el esófago.
• Posible interacción con medicamentos. (Mi tía tuvo problemas con sus antiácidos).

La acidez… un eco en el tiempo, un aroma persistente, como el olor a vinagre en mi casa de la infancia, siempre presente. Esa sensación de ardor, un recordatorio constante de los límites. Cuidado con el vinagre, una advertencia grabada a fuego.