¿Qué es adulterar un producto?

¿Qué es adulterar un producto? Ay, qué tema tan… amargo. ¿Sabes esa sensación de desilusión, de traición? Eso es lo que me produce pensar en la adulteración. Confías, ¿verdad?, piensas que estás comprando algo bueno, de calidad… y ¡zas! Te das cuenta que te han engañado. Recuerdo una vez, mi abuela, que Dios la tenga en su gloria, compró un queso manchego… ¡qué ilusión le hacía! Y resultó ser una imitación, ¡una triste parodia de queso! Se le cayó la cara. Literalmente. La decepción era palpable, un nudo en el estómago que me llegó a mí también.

Es que no es solo una cuestión económica, ¿no? Claro que sí, te roban, te estafan, a veces ni siquiera te das cuenta del poco dinero que te devuelven al cambiar algo que está mal… pero es más que eso. Es una falta de respeto enorme. Es como si te dijeran: “Oye, tu salud, tu tiempo, tu dinero… ¡me da igual!” Es jugar sucio, a escondidas, es manipular, hacer trampa. Y lo peor, a veces, es que ni siquiera se sabe que el producto está adulterado hasta que ya es demasiado tarde.

Se habla de que un porcentaje altísimo de productos, creo que leí algo del 70% en algún sitio, ¡no me preguntes dónde!, podrían tener algún tipo de adulteración. ¡Siete de cada diez! ¡Alucinante! Desde cosas más “insignificantes”, como la cantidad de leche en polvo que le quitan a algunos yogures… hasta cosas que son una verdadera amenaza para tu salud, como la presencia de sustancias tóxicas en la comida. ¡Es tremendo! ¿Cómo puedes confiar? ¿Cómo puedes saber si lo que estás comiendo o usando es realmente lo que te prometen? A veces me da hasta miedo pensar en ello. Uno intenta hacer lo mejor, comprar con consciencia… y ¡pam! Te encuentras con que te han timado. Es una pena, una auténtica pena.