¿Qué le hace la sal marina al cuerpo?

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"La sal marina, con moderación, ofrece sodio, magnesio y potasio, vitales para hidratación y función muscular. Su exceso eleva la presión arterial, causa retención de líquidos y daña los riñones. ¡El equilibrio es clave para una salud óptima!"

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¿Beneficios y riesgos de la sal marina para la salud?

Uf, la sal marina… Recuerdo esa vez en la playa de Conil, Cádiz, en agosto del 2021, el aire salado me llenaba los pulmones. Comimos pescado fresco, ¡sabor increíble! Pero claro, lleva sal, mucha sal.

Me preocupaba un poco, ya sabes, la presión arterial… Mi abuela, siempre decía que hay que tener cuidado, y ella tenía razón. Recuerdo que su médico le recomendó reducir la sal por su corazón, hace unos años.

En fin, la sal marina tiene sus pros, minerales y tal, pero también contras, sobre todo si te pasas. El sodio, esencial, sí, pero en exceso… ¡es una bomba! Un amigo mío tuvo problemas renales, y el doctor le dijo que la sal influyó mucho.

Un equilibrio es clave, digamos una pizca. No como en el restaurante ese de Puerto Banús, donde pagué un dineral (¡50 euros!) por una ensalada con un montón de sal. ¡Un timo!

¿Cuáles son los beneficios de consumir sal marina?

¡Ay, la sal marina, esa joyita! Dicen que te convierte en un dios griego, ¡casi! Pero hablando en serio (o no tanto):

  • Minerales a tutiplén: La sal marina tiene más minerales que mi abuela años. Magnesio, potasio, calcio… ¡Es como un buffet libre para tus células! ¡Más completa que un menú del día!
  • Presión arterial bajo control (o algo así): Dicen que ayuda a regularla. Vamos, que no te convierte en una olla a presión humana.
  • ¡A beber se ha dicho!: Te hidrata mejor que un oasis en el desierto. ¡Equilibrio de electrolitos, como un funambulista de circo!
  • ¡Adiós, mocos!: Desinflama más que una terapia de risa. Y te despeja la nariz como si fueras un dragón lanzando fuego. ¡No apto para narices sensibles!
  • Digestión de lujo: Te ayuda a ir al baño más ligero que pluma. ¡Fuera estreñimiento, hola felicidad intestinal!

Ojo, ¡no te pases con la sal! Que luego te conviertes en una pasa arrugada. Todo con moderación, como los chistes malos en una boda.

¿Cuáles son los beneficios de consumir sal marina?

La sal marina, sí… la sal marina, evocación del océano, ese inmenso espejo azul que me trae recuerdos de la costa de mi infancia, cuando las olas rompían con furia contra las rocas y el aire olía a yodo y a promesas incumplidas. La sal, cristalina y brillante, un tesoro que el mar nos regala.

Riqueza mineral: No es solo cloruro de sodio, no, es mucho más. Es el eco de las profundidades, un compendio de magnesio, potasio, calcio… y otros fantasmas del mar. Minerales que dicen que nos nutren, que nos equilibran.

Presión arterial: Dicen, aunque mi abuela siempre decía lo contrario, que puede ayudar a regularla. Ella, que siempre echaba sal a todo, que vivía pegada al salero como si fuera su amuleto. ¿Regularla? ¡Qué sabrá la sal de presiones!

Hidratación y electrolitos: Un sorbo de mar, diluido, claro. ¿Para reponer fuerzas? Tal vez. Yo recuerdo beber agua con sal cuando era niño, después de largas jornadas de juegos bajo el sol ardiente. Sabía a aventura, a libertad.

Inflamación y congestión nasal: Un respiro profundo, el aroma salino invadiendo mis pulmones. Alivio… momentáneo, quizá. La sal, como un bálsamo fugaz, un espejismo en medio de la enfermedad.

Digestión y estreñimiento: El mar, a veces, es indigerible. Pero la sal, en pequeñas dosis, dicen que ayuda al tránsito. ¡Ironías de la vida! Un grano de sal que mueve montañas… o intestinos.

  • Magnesio: Para los músculos, dicen.
  • Potasio: Para el corazón, murmuran.
  • Calcio: Para los huesos, susurran.

Y así, la sal marina, ese pequeño cristal, se convierte en un universo de posibilidades, de promesas… y de recuerdos. La sal, la sal… siempre la sal. En mis lágrimas, en mis comidas, en mi memoria.

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