¿Qué no puedo comer el día antes de una endoscopia?

Uf, una endoscopia… ¿A quién le gusta eso? La verdad es que la preparación es casi peor que el procedimiento en sí. Ese día antes, te restringen la dieta de una manera… ¿En serio, nada de gaseosas? Justo cuando más antojo me da. Recuerdo una vez que, por no hacer caso, ¡me pasé la noche con un concierto de ruidos en la panza! Aprendí la lección a la mala.

Te dicen: nada de fritos, nada de frijoles (¡adiós a mi chili!), olvídate de los lácteos (¿y mi cafecito con leche?), ni carnes rojas… O sea, un bistec jugoso, ¡ni pensarlo! Tampoco frutas con semillas, como fresas o kiwi, que tanto me gustan. Jugo sin colar, tampoco. Enlatados y embutidos… En fin, una tortura. ¿Para qué me hacen esto? Bueno, ya, sé que es por mi bien.

Y claro, ¿qué te queda? La comida de hospital de siempre. Galletitas de soda, que saben a cartón, sopita desabrida (aunque un buen consomé de pollo a veces no está mal), arroz blanco, pasta simple, y si acaso, un poco de carne blanca, tipo pollo o pescado hervido, sin sabor. Gelatina, supongo, si te apetece algo dulce. ¡Qué menú tan emocionante! Recuerdo que la última vez me preparé un arroz caldoso con pollo desmenuzado, bastante soso, pero al menos llenaba un poco. Mi abuela siempre decía que la comida simple es la mejor para el estómago, y en estos casos, ¡tiene toda la razón!

Leí por ahí, no sé dónde, que algo así como el 80% de las personas que se hacen una endoscopia se quejan de la dieta previa. No me extraña. Pero bueno, es un sacrificio pequeño por la salud, ¿no? Al final, un día de dieta estricta no es el fin del mundo. Mejor eso que… bueno, ya saben. Mejor ni pensarlo.