¿Qué tan bueno es tomar agua con sal?

¿Qué pasa si todos los días me tomo un vaso de agua con sal?

Beber agua salada diariamente es perjudicial. No existe evidencia científica que respalde su uso como desintoxicante. ¡Es un mito! Mi abuela, que siempre tuvo una sabiduría práctica asombrosa, decía que “el remedio peor que la enfermedad”, y en este caso aplica perfectamente.

El sodio, sí es vital; sin embargo, la cantidad necesaria se obtiene a través de una dieta equilibrada. Un vaso diario de agua con sal añade un exceso significativo, forzando al riñón a trabajar más de lo necesario.

Consecuencias negativas: La sobrecarga de sodio incrementa la presión arterial, lo que aumenta el riesgo de:

• Hipertensión arterial
• Insuficiencia cardíaca
• Infartos
• Problemas renales

Es una verdad incómoda: nuestra obsesión por lo “natural” a veces nos ciega ante la evidencia científica. La sabiduría popular, a veces, se queda corta frente al conocimiento médico actual. ¡La simple lógica, no siempre es suficiente!

Recuerdo una discusión con mi tío, médico internista, sobre este tema. Él enfatizó que el equilibrio es clave, y que una dieta balanceada suministra el sodio que el cuerpo requiere sin necesidad de añadir sal extra al agua. ¡Es importante tener presente esta advertencia!

En resumen: ¡Olvídate del agua con sal como “desintoxicante”! Busca alternativas más saludables y seguras. Un vaso de agua simple es suficiente. Además, la hidratación adecuada se consigue con agua pura, no con soluciones salinas. Repito: ¡el exceso de sal es perjudicial para la salud!

Dato extra: El consumo excesivo de sal aumenta la retención de líquidos, lo cual puede exacerbar problemas relacionados con la presión arterial y la función renal. Este año, 2024, diversos estudios han reforzado la importancia de controlar el consumo de sodio para la salud cardiovascular.

¿Cómo hacer agua con sal para tomar?

¡Ay, Dios! Agua con sal… ¿para qué? A ver… Mi abuela usaba eso para las náuseas, ¡qué tiempos! Se me olvidó decir que usaba sal gruesa, creo. O quizá era fina… ¡qué lío!

Para disolver la sal, agua tibia es clave. ¿Tibia? ¿Qué es tibia? Como el café que me tomo a las 7:30 AM. Ni fría ni ardiente, ¿vale?

Un vaso de agua… ¿de los de cristal de mi casa? ¿O uno de esos de plástico de la oficina? Da igual.

La cantidad de sal, pues… depende. Medio vasito de sal? ¡Nooo! Un cuarto o medio cucharadita de sal común. ¡Ese es el truco! Ayer probé con más y… ¡ufff, qué asco!

• Sal: de mesa, la normal.
• Agua: tibia, ¡recalco lo de tibia!
• Cantidad: 1/4 – 1/2 cucharadita de sal por vaso de agua.

¡Ya está! Sencillo, ¿no? Aunque a veces me hago un lío con las medidas… ¿Y si le echo limón? No sé… Lo probaré otro día. ¡Me da pereza hoy! A lo mejor luego me acuerdo de algo más.

Tengo que recordar que a mi amigo Juan le va genial para el deporte. Él siempre lleva su botellita de agua salada después de entrenar. En fin, ya está, que me voy a comer. Tengo hambre. ¡Ah! Y ¡agua con sal, para el cuerpo, siempre es vital!.

Nota: Experiencia personal. No soy médico ni nutricionista. Consulta a un profesional para cualquier duda. El Portal Salud y Nutrición (supongo que es una web, no la recuerdo ahora bien) dice algo de electrolitos, pero… ¡qué pereza leer ahora! Mejor luego.