¿Qué tipo de energía es la favorita del cuerpo humano?

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El cuerpo humano prefiere la energía de los hidratos de carbono. De las tres fuentes dietéticas (carbohidratos, grasas y proteínas), los carbohidratos son la principal y más eficiente fuente de energía inmediata.

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¿Cuál es la mejor energía para el cuerpo humano?

¿La mejor energía para el cuerpo? ¡Uf, qué pregunta! A ver, desde mi experiencia, no creo que haya una “mejor” energía única, ¿sabes? Depende mucho de lo que estés haciendo y de cómo funcione tu cuerpo.

Cuando estudiaba nutrición (madre mía, ¡hace ya unos años!), aprendí que básicamente tenemos tres opciones: hidratos de carbono, grasas y proteínas. Los hidratos son como la gasolina rápida, ¡la chispa que enciende todo!

Recuerdo un campamento de verano en el Pirineo allá por julio 2010. Subíamos montañas y, si no me metía un buen plato de pasta antes, ¡no rendía nada! Necesitaba esa energía rápida.

Pero claro, no todo es hidratos. Las grasas son un combustible más lento, más constante. Como cuando haces senderismo largo, necesitas esa energía que te dura horas. Y las proteínas… bueno, las proteínas son más como los ladrillos para construir y reparar, no tanto para dar energía directamente.

Yo diría que los hidratos de carbono son la fuente principal, sí, pero la clave está en el equilibrio. ¡Ah! Y en escuchar a tu cuerpo, que es el que mejor sabe lo que necesita en cada momento.

¿Qué tipo de energía tiene el cuerpo humano?

  • El cuerpo es pura química, un reactor. Energía que entra, energía que sale.

  • ATP, lo llaman. Adenosín trifosfato. Suena a cosa de laboratorio, pero es lo que nos mueve. Como la gasolina de un coche, supongo.

  • Comida, oxígeno, explosión controlada. Y después, el cansancio. Siempre el cansancio. ¿De dónde viene?

  • A veces pienso en mi abuelo, siempre con su plato de arroz. Decía que era su combustible. Vivió hasta los noventa, así que algo sabría.

  • Carbohidratos, la fuente principal. Dulce veneno, a veces. Necesidad pura, otras.

  • Recuerdo una vez, en la montaña, sin agua ni comida. El cuerpo gritaba por glucosa. Sentí la energía como algo tangible, algo que se agota.

  • ¿Y si dejáramos de comer? ¿Cuánto tardaría en apagarse la luz? Pensamientos absurdos, a estas horas…

  • En fin, ATP. La chispa de la vida. Y mañana, otro plato de arroz. Otro día para gastar energía.

¿Cuál es la mejor fuente de energía para el cuerpo?

Los carbohidratos, joder. Esa es la respuesta. Simple, ¿no? Como una puñalada en el estómago, la verdad. No quería creerlo, pero ahí está. Lo leí en MedlinePlus, sí, en abril de 2024… una fecha que se me clava como una espina.

La glucosa, la energía directa, la maldita glucosa. Me lo repito como un mantra a estas horas. Es la puta energía de mis células, de mi cuerpo entero. Lo sé, lo entiendo, pero no lo quiero. No lo digiero, igual que no consigo digerir la mierda de mi vida.

No es fácil, ¿sabes? Llevo semanas, meses quizás, obsesionado con esto. Mirando etiquetas de comida como un psicópata. Contando gramos, calorías… Una locura, sí, lo admito.

  • Me paso la noche pensando en el pan integral que comí ayer. Una estupidez, ¿verdad?
  • O en la pasta de lentejas del martes, me supo a ceniza.
  • Y ese batido de plátano que me prometí… ni lo probé.

La dependencia, el miedo a engordar. Siento que me corroe, poco a poco, como un cáncer lento, silencioso.

La culpa, esa es la clave. La culpa de no poder controlar mi cuerpo, mi metabolismo… Es como si me estuvieran robando la vida.

Todo esto empezó por el diagnóstico de mi médico, la recomendación de reducir los azúcares, la presión. Me hizo sentir un fracaso.

Mi peso está en 83 kilos, lo cual para mi altura es preocupante. Siempre tuve problemas con la comida. Necesito terapia, lo sé. Esta noche no puedo dormir.

¿Cómo se mide la energía que necesitan las personas?

La energía que necesitamos se mide en calorías. Sí, esas que ves en las etiquetas de los alimentos.

Recuerdo una vez, hace poco, creo que fue en marzo de este año, estaba en una dietista, ¿en cuál?, no lo sé, aquí en Madrid, bueno, cerca, y me explicó todo eso con dibujitos. La tía era un poco rara, pero los dibujitos ayudaban. Me hablaba de “kilocalorías” en realidad, que son como mil calorías de esas pequeñas. Y me decía que cada persona necesita una cantidad diferente.

  • Depende de la actividad física, claro. Si estás todo el día tirado en el sofá, pues menos. Si eres como yo, que voy al gimnasio de vez en cuando… ¡bueno, un poquito más!
  • La edad también influye. Decía que los jóvenes necesitan más, y luego al hacernos viejos… pues la cosa baja. ¡Qué bajón!
  • Y luego el metabolismo de cada uno, que yo eso no lo entiendo muy bien, pero que si eres de los que engordan con solo mirar un pastel, pues… mal asunto.

Lo que sí me quedó claro es que hay que llevar un control, porque si comes de más, pues… ¡ya sabes! Y si comes de menos, pues te quedas sin energía, como una bombilla fundida.

¿Cómo se calcula el gasto energético total diario?

¡Ay, amigo! Calcular el gasto energético diario… ¡una odisea! Es como intentar domar un unicornio con un cepillo de dientes. Pero bueno, vamos a intentarlo.

El metabolismo basal (MB), ese fuego lento que te mantiene vivo, se calcula con la fórmula de Harris-Benedict, ¡ojo! Es una aproximación, no una revelación divina. Para hombres: (10 x peso en kg) + (6.25 x altura en cm) – (5 x edad en años) + 5. Para mujeres: (10 x peso en kg) + (6.25 x altura en cm) – (5 x edad en años) – 161. ¿Fácil? ¡Ja! Mi prima intentó usarla y casi llama a un exorcista.

  • Peso en kg: Tu peso en kilos, ¡no confundir con el peso de tu ego!
  • Altura en cm: Tu altura en centímetros. La mía es 175 cm, ¡y a veces me siento tan alto como un rascacielos, otras veces como un ratón!
  • Edad en años: Tu edad en años. La mía… bueno, mejor no hablamos de eso. Es un misterio, como el origen del universo.

Pero ojo, el MB es solo una parte. Tu gasto energético diario depende de:

  • Actividad física: Subir escaleras, ¡eso cuenta! Pasear al perro, ¡doble cuenta! Incluso pensar en ejercicio… ¡cuenta como algo! En serio, necesitas añadir las calorías que gastas según tu nivel de actividad. ¡Y en 2024 la app de fitness es fundamental!
  • Efecto térmico de los alimentos: Tu cuerpo gasta energía digiriendo. Como cuando intento digerir un chiste malo, ¡me cuesta una barbaridad!

En resumen: La fórmula de Harris-Benedict es un punto de partida. Necesitas un ajuste que incluya tu nivel de actividad. ¡Mejor usar una app o consultar a un profesional! Yo, en su lugar, optaría por el método científico (más galletas, menos ejercicio).

Dato extra: El año pasado me puse a dieta, ¡de ahí mis conocimientos en esto! Bajé 5 kilos gracias al método “comer solo cuando tengo hambre”…que resultó ser muy infalible (risas).

#Cuerpo Energía: #Energía Humana