¿Cómo describir las vacaciones?

¿Cómo describir las vacaciones? Uf, qué pregunta… ¡es que es tan difícil! Para mí, no son solo “días libres”, ¿sabes? Es como… respirar hondo después de un año entero aguantando la respiración. Recuerdo esas vacaciones en la playa con mis padres, cuando era niña, el olor a sal, la arena entre los dedos… ¡pura felicidad! Era un mundo de libertad, de juegos infinitos y helados que se derretían antes de que pudiera terminármelos. Eso, eso sí que eran vacaciones.

Ahora, ya no son iguales, claro. Las vacaciones de adulta, a veces, implican un poco más de estrés en la planificación, ¿no? Reservas, vuelos… ¡ay, esos vuelos! Pero, aun así… aún así, conservan esa magia, esa promesa de desconexión. Es la oportunidad de recargar las pilas, sí, pero no solo las pilas del trabajo. Es como… recargar el alma. Conectar conmigo misma de verdad, sin la presión constante del día a día.

El otro año, me fui sola a un pueblo perdido en la montaña. ¡Qué silencio! Un silencio que te envuelve, que te limpia por dentro. Leí, caminé, simplemente… fui. Y me di cuenta de algo: necesito ese silencio, esa soledad, para recargar energías. Porque si no, me agobio, me desespero, me vuelvo una persona irritable. Y las estadísticas lo confirman, ¡eh! Leí por ahí que el 70% de la gente se siente agotada, o algo así, y yo… ¡pues soy una más del montón! Necesitamos desconectar. Necesitamos las vacaciones.

Para mí, las vacaciones pueden ser mil cosas. Exploraciones asombrosas por ciudades llenas de historia, o simplemente… tumbarme en el sofá con un buen libro, sin sentir culpa, ¡por fin! Es hacer lo que me apetece, lo que de verdad me hace feliz, sin pensar en plazos, en deadlines, en jefes… ¡Es tiempo para mí, y eso, amigos, no tiene precio! Y tú, ¿cómo describirías tus vacaciones? ¿Ya tienes planes para las próximas? Yo ya estoy soñando…

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