¿Qué es lo más atractivo de un anuncio publicitario?

0 ver

A mí, lo que más me atrapa de un anuncio es cuando logra conectar conmigo a un nivel emocional. No me importa tanto que me vendan algo directamente, sino que me cuenten una historia que me haga sentir algo, ya sea alegría, nostalgia o incluso esperanza. Si además el anuncio es creíble y me hace pensar ¡Hey, esto podría ser para mí!, ahí sí que me tienen. Un anuncio frío y puramente persuasivo me repele.

Comentarios 0 gustos

¿Qué es lo que de verdad te engancha de un anuncio, sabes? A mí, no me lo preguntes, porque me emociona cuando… ¡ay, cuando me tocan el alma! No es que necesite que me vendan un coche o un detergente a gritos, ¿para qué? Lo que me flipa es que me cuenten algo, que me hagan sentir. Una historia, ¿entiendes? Que me dé alegría, nostalgia… incluso, a veces, una punzada de esa esperanza que tanto necesitamos. Recuerdo un anuncio de una ONG, hace años, con una niña pequeña sonriendo… ¡Ay, Dios mío, qué anuncio tan sencillo, pero qué golpe en el corazón! Me dejó hecha polvo, de verdad. Lloré como una magdalena. Y, al final, doné, claro. ¿Qué iba a hacer?

Si además de tocarme el alma, el anuncio me parece creíble… ¡ay, qué maravilla! Si pienso “Ostras, esto… esto podría ser para mí”, ya me tienen. Ya caí. Es como una especie de flechazo, ¿no? Pero los anuncios fríos, esos que solo buscan venderte a base de datos y argumentos… ¡uff, qué pereza! Me dan repelús. Me parecen tan… vacíos. Como si intentaran venderte arena en el desierto. No me transmiten nada. A veces pienso que hasta les hacen un flaco favor a su producto. Porque al final, ¿qué queda? Nada. Un anuncio más en el montón de anuncios.

Recuerdo otro, ¿te acuerdas de ese de la familia en Navidad? Con esa música tan entrañable… ¡Uf! No vendían nada específico, era más bien una marca de coches, pero… te transmitía una sensación de hogar, de calor, de unión familiar. Y eso… eso se queda. Ese anuncio ha llegado a mucha gente, estoy segura. Es más, probablemente han vendido miles de coches, pero no sólo por el producto en sí, sino por… la sensación, ¿sabes? Esa es la magia. Por eso creo que la clave está en conectar con lo humano, no sólo con el bolsillo. O al menos, que parezca humano. Porque algunos anuncios, la verdad, se nota mucho que son pura estrategia.