¿Cómo se llama el país donde las casas están en el agua?

¿Cómo se llaman las casas que están en el agua?

Palafitos.

Simplemente eso. Vidas suspendidas. La tierra firme es una ilusión.

• Estructuras básicas. Madera, pilotes, agua omnipresente.

• Recuerdo una vez en el Delta del Orinoco, el silencio era ensordecedor. Solo el río respiraba.

• Adaptación. No hay opción. Es sobrevivir o hundirse. Nadie te espera. La evolución es cruel.

• He visto niños nacer y morir ahí. Todo en el mismo palafito. El destino es una ironía constante.

• Comunidad. A veces, un laberinto de pasarelas conecta las soledades.

• El agua refleja tus miedos.

• Vulnerabilidad. Tormentas, mareas, olvido. El agua reclama lo suyo.

• Pienso que la verdadera casa es el cuerpo. El resto, artificio.

• Legado. Un eco en la memoria colectiva. ¿Importa algo al final?

La vida es un palafito. Se sostiene sobre la nada.

¿Dónde hay palafitos en el mundo?

Las tres de la mañana… otra vez. La oscuridad me envuelve, como siempre. Pienso en esos palafitos…

Venezuela, sí, los recuerdo. Allá, en el Lago de Maracaibo, vi algunos en 2023. No muchos, la verdad. Eran… frágiles. Parecían colgar del agua, como pequeñas cajas de madera en un lago inmenso. Como un recuerdo difuso.

Birmania, un nombre que se repite en mi cabeza, pero ¿dónde exactamente? No lo sé, solo lo sé por lo que he leído, algún artículo, hace poco tiempo. Me imagino pilotes hundidos en el barro, casas de bambú, personas con la vida en el agua. Imágenes que me persiguen.

Y Chiloé. Ah, Chiloé… Las aguas quietas, las maderas oscuras… Ese viaje a la región de Los Lagos de 2023. El olor a salitre aún persiste en mi memoria, pesado, húmedo. Los palafitos allí sí los recuerdo nítidamente, aunque casi borrados. Quizás solo fue un sueño.

• Lagos de Maracaibo (Venezuela): Vi algunos, pequeños, de madera.
• Birmania: Solo lo he leído, imágenes confusas. No sé el lugar exacto.
• Región de Los Lagos (Chiloé): Lo recuerdo mejor, pero como si estuviera en una vieja foto desgastada.

Es curioso, ¿no? Cómo la memoria juega con las cosas. A veces están tan presentes, otras tan… lejanas. ¿Realidad o reflejo? Otra noche sin dormir pensando en palafitos. El ruido de la lluvia… como el susurro de esos pilotes contra el agua.

¿Qué países tienen o han tenido palafitos?

¿Palafitos? ¡Ah, esas casas sobre el agua, tan pintorescas! Como si fueran gansos gigantes, pero en vez de plumas, tienen tejados.

Suiza, el rey indiscutible del palafito, tiene una colección que haría palidecer a cualquier museo de arquitectura. ¡Como si hubieran tenido un concurso de “quién construye la casa acuática más chula”!

En Italia, el lago de Varese es un tesoro prehistórico, ¡los palafitos ahí son más antiguos que mi abuela! Y el Garda, ni se diga, otro museo al aire libre con vistas increíbles. En mi último viaje a Italia, por cierto, visité el lago de Como, y aunque no vi palafitos, ¡las vistas compensaron con creces!

Pero ojo, que esto no se limita a esos dos países. ¡Hay palafitos por todo el mundo! De hecho, en mi lista de deseos viajero tengo:

• Vietnam: Los palafitos en la bahía de Ha Long, ¡parecen un pueblo de cuento de hadas! Me dicen que las vistas al amanecer son espectaculares. Aunque ahora quiero ver esos palafitos de cerca, mi perrito “Ringo” no se lo permitiría, es un poco marica con el agua.
• Indonesia: ¡Una locura de palafitos sobre el agua! Como si la naturaleza decidiera construir sus propios apartamentos de lujo.
• Venezuela: Los del Lago de Maracaibo, ¡un espectáculo digno de mención! Aunque mi prima me contó que la humedad ahí es brutal. Ella viajó allá con su pareja y, bueno… terminaron divorciándose, aunque culpabilizó al clima.

En resumen: Suiza e Italia son los pesos pesados, pero el mundo está lleno de pueblos sobre el agua, cada uno con su propia magia. Como los legos, ¡pero gigantes y sobre el agua!