¿Cómo se llama realmente la Tierra?

¿Cómo se llama realmente la Tierra? Ay, qué pregunta tan bonita, ¿verdad? Me pone a pensar… ¿Planeta Tierra? Suena tan… impersonal, ¿no? Como un dato de un libro de texto, frío y distante. A mí, “Tierra”, a secas, con esa T mayúscula que grita poder y presencia, me resuena mucho más. Es mi casa, ¿sabes? El lugar donde aprendí a caminar, donde me raspé las rodillas de niña, donde he sentido el sol en la cara y la lluvia en el alma. Recuerdo esa vez, en la playa de Asturias, sentándome en la arena, descalza, sintiendo la frescura de la arena entre los dedos… Ahí, no era un “Planeta Tierra”. Era mi Tierra, cálida, viva, que me abrazaba.

Me da rabia esa frialdad científica a veces, ¿entiendes? Como si con un nombre tan formal se pudiera encapsular la inmensidad, la belleza, el dolor, la historia… todo lo que esta Tierra lleva consigo. ¡Más de 4.500 millones de años!, imagínate. ¡Millones! Y yo, aquí, una pequeña parte de esa historia inmensa. Y, sin embargo, a veces, nos olvidamos, ¿no? Nos volvemos tan urbanos, tan desconectados… Necesitamos recordar, sentir la Tierra bajo nuestros pies, oler la tierra mojada después de una tormenta… Eso sí que es conectar con la Tierra, con mayúsculas. No es solo un planeta, es nuestra madre, nuestra casa, nuestro todo. Es donde están mis raíces, las de mi familia, las de toda la humanidad. Tierra. Simple, poderoso. Perfecto.