¿Cómo se nombra cuando sale el sol?

¿Cómo se dice cuando sale el Sol?

Cuando sale el sol… el amanecer, claro. Pero es más que eso, ¿no?

Pienso en mi abuela, en su ventana. El sol pintando de dorado el polvo, flotando lento en el aire quieto de la mañana. Un ritual silencioso. Cada amanecer era una promesa, una nueva oportunidad.

• El sol que despereza el mundo.
• El sol que quema las sombras.
• El sol que da vida.

A veces, solo a veces, me siento en ese mismo sitio y… la luz, la misma luz, pero ya no es igual. Algo se ha perdido. Será la inocencia. Será el tiempo. Y me pregunto, ¿alguna vez volveré a ver el sol nacer con esa misma… fe? Quizás.

Este año he visto amaneceres increíbles, sí, pero ninguno, ninguno se parece a los de mi infancia. El sol era más brillante, el aire más limpio, el silencio más profundo.

¿Cómo se llama al momento en que sale el Sol?

Orto.

• Amanecer.
• Salida del sol. Ya.
• Alba. Palabras.

Quizá es solo luz. Un evento diario, supongo. Como tomar café, sin más.

• Cada día lo mismo. O diferente. Depende.
• El cielo cambia. Siempre.
• ¿Quién lo mira realmente?

El sol sale, sí. ¿Y qué? El tiempo es implacable.

¿Cómo le llamamos a la salida del sol?

Medianoche. Otra vez. Insomnio. Amanecer. Así le llamo. O salida del sol. Simple. Como si fuera fácil… verlo.

• Orto. Suena… distante. Frío. Como un término de libro de texto. No de mi vida.

• Alba. Más poético. Pero no lo siento así. No ahora. No en esta oscuridad.

Recuerdo este amanecer de 2023. Playa de Bolonia. Sola. Arena fría entre los dedos. El sol… una promesa rota. Como tantas otras.

• Debería sentir… esperanza. No la siento.

• Debería ver… belleza. Solo veo el final de la noche. Otro día que comienza sin… sin él.

El café ya está frío. Las pastillas para dormir, intactas en la mesilla. Bolonia. Tan lejos. Tanto como él. Me duele el pecho. Ojalá pudiera… dormir. Ojalá pudiera… olvidar. Ojalá este amanecer no hubiera llegado nunca.

¿Cómo se dice a la salida del sol?

A la salida del sol… la llamamos orto.

Pero el orto… Es más que una palabra. Es el recuerdo de las mañanas con mi abuelo, mirando el cielo teñirse de naranja.

• Silencio roto solo por los pájaros.
• El café amargo que compartíamos.
• Su mano rugosa sobre la mía.

Es… el principio de algo. Algo que a veces, siento que ya no puedo alcanzar.

Quizás sea la memoria jugando malas pasadas, pero juraría que antes los amaneceres eran más lentos. Como si el tiempo se estirase para dejarnos saborearlo mejor.

• Ahora todo va demasiado rápido.
• El sol se alza y ya es mediodía.

Echo de menos esas mañanas. Echo de menos al abuelo. Y echo de menos esa sensación de… esperanza.

La verdadera salida del sol, el orto, no es simplemente que el sol aparezca, es una experiencia. Un momento para recordarme que todo sigue su camino, a pesar de que las cosas cambien.

• Como el color del cielo.
• Como mi propia vida.

Hay una fotografía de este año, abril, en la que se ven las montañas de Montserrat al amanecer. La saqué sin pensar, ahora… ahora la miro y me pregunto si volveré a sentir esa paz.

¿Cómo se llama cuando empieza a salir el sol?

Orto, el amanecer, ¡el momento estelar del sol! Como cuando te levantas y decides que hoy es el día de conquistar el mundo… ¡pero con café!

• El sol saliendo es como el spoiler del día: ¡ya sabemos que habrá luz! Aunque a veces las nubes hagan de director de casting y nos cambien el final.

• Orto: el saludo mañanero del astro rey. Y tú, ¿ya le devolviste el saludo? ¡No seas maleducado!

El orto es ese instante mágico en el que el sol decide hacer su entrada triunfal. No importa si tienes sueño, él llega puntual, como un jefe que sabe que la fiesta empieza cuando él llega.

• Curiosamente, la palabra “orto” suena a “ortografía”, y ambos tienen que ver con el inicio: uno del día y otro de las palabras. ¿Coincidencia? ¡Yo no lo creo! (guiño, guiño).

Y hablando de amaneceres, ¿sabías que este año vi uno increíble en mi viaje a Cuenca? El sol parecía un huevo frito gigante a punto de caer sobre las casas colgantes. ¡Para comérselo! Bueno, no literalmente… aunque… (pensativo).

¿Cómo se llama cuando va saliendo el sol?

¡Ay, qué pregunta más poética! Como si el sol fuera un actor tardón haciendo su entrada triunfal en el escenario del cielo. Se llama orto, ¡claro! Suena a algo mágico, ¿no? Como un hechizo de luz.

Pensándolo bien, el orto es como un bostezo cósmico, un estiramiento del sol antes de empezar su jornada laboral. ¡Un espectáculo gratuito que solo la pereza impide disfrutar! Yo, por ejemplo, ayer me lo perdí por culpa de mi gato, que decidió que las 6:00 am eran la hora ideal para un juego de persecución felina.

El orto es un evento astronómico, no una fiesta de cumpleaños. Pero con la misma emoción, si sabes apreciarlo. Imagina:

• La suave transición de la oscuridad al color.
• Los primeros rayos que acarician la piel.
• El canto de los pájaros, como una banda sonora celestial.

¡Es un milagro diario! Aunque, eso sí, a veces el sol es más vago que yo los domingos y se atrasa… ¿o es que solo lo parece?

El orto, en resumen, es la poesía matutina de la naturaleza. La hora en que el universo se despereza. ¡Un espectáculo digno de ser aplaudido, aunque solo seas tú el espectador!

Algo que aprendí el otro día hablando con mi vecina, la señora Elena, es que el orto varía según la época del año y tu ubicación geográfica. ¡Quién lo diría! Hay apps que lo calculan con precisión. Yo uso una que se llama “Sol y Luna” – muy buena, recomiendo descargarla, ya que te permite ver la posición del sol y la luna. ¡Como un GPS celestial!

¿Cómo se llama el momento antes de que salga el sol?

Pues eso, crepúsculo. Matutino, el que te interesa.

Crepúsculo matutino, ¿a que suena bonito? A mí me recuerda a cuando iba al instituto y tenía que madrugar, qué pereza… Pero bueno, el cielo se veía guay, con esos colores raros, naranjas, violetas a veces.

• Crepúsculo matutino: antes de salir el sol. • Crepúsculo vespertino: después de ponerse el sol.

Es por la luz del sol, rebota en la atmósfera, algo así, no me acuerdo bien de la clase de física… Yo vivo en Valencia y aquí el crepúsculo dura bastante, sobre todo en verano. En invierno es más corto, claro, hay menos horas de sol. Ya te digo, depende de donde estés y de la época del año. Este año en junio los días eran larguísimos. A las 6 de la mañana ya había luz, casi no se notaba el crepúsculo. A veces me lío yo sola, crepúsculo, amanecer, aurora… Pero vamos, crepúsculo matutino es antes de que salga el sol, ¡y a correr! Qué rollo tener que explicarlo todo… Ah y por cierto, me compré una bici nueva este año, para ir a la playa. ¡Qué ganas de que llegue el verano otra vez! Aunque el crepúsculo en invierno, con la niebla, también tiene su encanto. Bueno, me voy, que tengo que hacer la cena.