¿Cuál fue la última composición de Beethoven?
La monumental Novena Sinfonía de Beethoven, op. 125, culmina su producción sinfónica. Esta obra maestra, también llamada Coral, se alza como un colofón excepcional a su legado, dejando una marca imborrable en la historia de la música.
Más allá de la Novena: La Última Composición de Beethoven y su Legado Menos Conocido
Si bien la imponente Novena Sinfonía, Op. 125, resuena en la memoria colectiva como el pináculo de la producción sinfónica de Ludwig van Beethoven, relegándola al estatus de “última composición” en la mente de muchos, la realidad es más rica y matizada. Si bien la Novena, con su revolucionario uso de coros y su mensaje universal de fraternidad, representa un cierre majestuoso a su ciclo de sinfonías, no fue la última pieza musical que el genio de Bonn compuso.
La verdad es que Beethoven continuó trabajando hasta poco antes de su muerte en 1827, explorando nuevas formas y profundidades en la música de cámara, particularmente en sus cuartetos de cuerda. Es en este género donde encontramos sus últimas composiciones.
¿Cuál fue, entonces, la verdadera última obra de Beethoven?
La respuesta, aunque no tan grandiosa en escala como la Novena, revela una faceta igualmente fascinante del compositor. Se considera que el último movimiento completo que Beethoven escribió fue el final alternativo del Cuarteto de Cuerda No. 13 en Si bemol Mayor, Op. 130. Este movimiento, conocido como “Grande Fugue” (Große Fuge), inicialmente formaba parte del Op. 130, pero fue publicado posteriormente como una obra separada (Op. 133) debido a su complejidad y duración. La edición original del Op. 130 concluía con un final mucho más ligero y melódico, escrito por Beethoven a petición de su editor, preocupado por la recepción del público ante la audacia de la Große Fuge.
Así, el final alternativo del Op. 130, más ligero y convencional, es técnicamente la última pieza de música que Beethoven completó.
Más allá de la Cronología: Un Legado Dual
Este detalle, a menudo pasado por alto, no debe disminuir la importancia de la Novena Sinfonía. La “Coral” sigue siendo una obra de una magnitud incomparable, un testimonio del espíritu humano y la búsqueda de la alegría y la unidad. Sin embargo, es crucial reconocer que el genio creativo de Beethoven no se extinguió con su última sinfonía. Sus últimos cuartetos de cuerda, incluido el Op. 130 y su final alternativo, representan una culminación de su exploración musical, un viaje introspectivo hacia las profundidades del alma humana.
En resumen, mientras que la Novena Sinfonía representa el cierre glorioso de su legado sinfónico, el último movimiento completo que Beethoven compuso fue el final alternativo del Cuarteto de Cuerda No. 13 en Si bemol Mayor, Op. 130. Comprender este matiz nos permite apreciar la amplitud y profundidad de la obra de Beethoven, revelando un compositor que, incluso en sus últimos días, continuaba desafiando los límites de la expresión musical. Al reconocer tanto la monumental Novena como la sutil belleza de sus últimas obras de cámara, rendimos un tributo más completo al genio inigualable de Beethoven.
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