¿Por qué Muzan odia a Tanjiro?

El odio de Muzan a Tanjiro: más allá de la simple venganza

En el universo de Demon Slayer, el odio de Muzan Kibutsuji hacia Tanjiro Kamado trasciende la simple repulsión hacia la humanidad. No se basa en una venganza genérica, sino en una amenaza existencial percibida, enraizada en un encuentro del pasado que marcó profundamente la psique del demonio. El motivo que impulsa el implacable deseo de Muzan de acabar con Tanjiro no reside únicamente en la sangre de un mortal, sino en los dos pendientes de Hanafuda que lleva consigo.

Estos emblemáticos pendientes no son un simple adorno; son la clave de una rivalidad centenaria y una prueba del poder de una técnica que Muzan considera una amenaza fundamental para su propia existencia. Pertinecieron a Yorīchi Tsugikuni, el primer usuario de la Respiración del Sol, una técnica de combate excepcional que, según las crónicas demoníacas, estuvo a punto de acabar con la vida de Muzan.

La Respiración del Sol no es una simple habilidad de combate; representa una forma de fuerza, una esencia de poder potencialmente destructiva para el dominio de Muzan. En su lucha contra los seres humanos, Muzan ve en Tanjiro una encarnación de este poder, una nueva amenaza similar a la que representa la antigua Respiración del Sol. No es solo el potencial de un ser humano, sino la resurrección de una amenaza ancestral la que enciende el resentimiento de Muzan.

La obsesión de Muzan por eliminar a Tanjiro no se reduce a la simple venganza. Es una estrategia precautoria, la respuesta de un ser demoníaco que ha vivido siglos en la sombra del poder. Los pendientes de Hanafuda actúan como un recordatorio constante de una derrota cercana, un símbolo tangible de una amenaza latente que debe ser erradicada para salvaguardar su inmortalidad.

La historia de Muzan no solo es una obsesión por el poder, sino una constante lucha contra las fuerzas que amenazan su supremacía. En este contexto, Tanjiro se convierte en un símbolo de un pasado que debe ser borrado. Su posesión de los pendientes de Hanafuda, un recuerdo tangible de la figura de Yorīchi Tsugikuni, lo convierte en una amenaza existencial para Muzan, superando cualquier simple cuestión de venganza individual.