¿Qué tipos de norte existen?

¿Qué tipos de norte existen? Pues… ¿no es una pregunta que da para pensar? Me viene a la cabeza la imagen de una brújula, esa pequeña cajita que guarda un secreto enorme. Y es que hay dos nortes, ¿verdad? El norte geográfico, ese punto fijo en lo alto del mundo, el que marca el eje de nuestro planeta. Me lo imagino como una ancla invisible, algo sólido a lo que aferrarse. Recuerdo una vez, de pequeña, mirando las estrellas con mi abuelo. Él me enseñó la estrella polar, y me explicó que siempre apuntaba al norte. Me quedé fascinada, pensando en toda esa inmensidad y en ese punto fijo, tan lejano…

Y luego está el norte magnético, el que persigue la aguja de la brújula. Este ya es otra historia. Más escurridizo, ¿no? Cambia, se mueve, ¡como si tuviera vida propia! Leí una vez –no me acuerdo dónde, la verdad– que se desplaza varios kilómetros al año. ¡Increíble! Me da la sensación de que es un poco travieso, como si jugara al escondite con nosotros. ¿Y quién sabe qué fuerzas misteriosas lo impulsan? A veces me pregunto si no será un reflejo de nuestra propia búsqueda, de esa constante búsqueda de dirección en la vida. Porque, a ver, ¿quién no se ha sentido un poco perdido alguna vez, como una brújula que no encuentra su norte?

Es curioso, ¿no?, cómo algo tan aparentemente simple como la idea de “norte” puede tener tantas capas. Uno, fijo e inamovible, y el otro, en constante movimiento. Como dos caras de la misma moneda, representando quizá la dualidad de todo lo que nos rodea. ¿Será que necesitamos ambos, la estabilidad y la incertidumbre, para encontrar nuestro propio camino? No lo sé, pero me gusta pensar que sí.