¿Quién asesinó a Tanjiro?

La Cruel Ironía: ¿Quién “Asesinó” a Tanjiro… y Más Allá?

La pregunta “¿Quién asesinó a Tanjiro?” es engañosa, y la respuesta es mucho más compleja que un nombre. Si bien es cierto que la mano ejecutora directa recae en Muzan Kibutsuji, el rey demonio, la historia detrás de la “muerte” de Tanjiro y el significado de esta pregunta se extienden a profundidades mucho más conmovedoras y resonantes.

Muzan Kibutsuji, impulsado por una maldad que parece no tener fin, orquestó la masacre de la familia Kamado. Su motivación, como un depredador que busca eliminar la competencia, reside en la pureza excepcional que encontró en la sangre de los Kamado. Para Muzan, esa pureza representaba una amenaza potencial a su dominio absoluto, a su reinado de terror. Aniquilarlos no era solo un acto de crueldad, sino una estrategia para asegurar su supervivencia y la perpetuación de su poder.

Sin embargo, reducir la “muerte” de Tanjiro a un simple acto de asesinato perpetrado por Muzan es simplificar drásticamente la narrativa. Tanjiro, de alguna manera, sobrevivió al ataque. Si bien su familia fue brutalmente asesinada, él y su hermana Nezuko lograron escapar, aunque con consecuencias devastadoras: Nezuko se transformó en un demonio.

Aquí es donde la ironía y la tragedia se entrelazan. ¿Realmente “murió” Tanjiro en esa noche fatídica? En cierto sentido, sí. El joven inocente, la figura familiar protectora y despreocupada, falleció en esa montaña cubierta de nieve. En su lugar, nació un nuevo Tanjiro, uno marcado por el dolor, la pérdida y una determinación inquebrantable para vengar a su familia y curar a su hermana.

La verdadera “muerte” de Tanjiro no fue física, sino el fin de una vida, de una inocencia, arrebatada por la violencia indiscriminada de Muzan. La pregunta, por lo tanto, debe ser replanteada. En lugar de preguntar quién asesinó a Tanjiro, deberíamos preguntarnos: ¿Qué fue lo que Muzan robó a Tanjiro?

La respuesta es mucho más profunda: robó su familia, su paz, su inocencia y su futuro. Lo obligó a abrazar un camino lleno de peligro y sacrificio. Y, paradójicamente, al hacer esto, Muzan también forjó al cazador de demonios que finalmente representaría su perdición.

En última instancia, la tragedia de Tanjiro radica en que su “asesinato” no fue un evento singular, sino el inicio de un largo y arduo camino. Un camino que lo llevaría a enfrentar horrores inimaginables, a luchar contra demonios poderosos y, finalmente, a desafiar al propio Muzan Kibutsuji. La historia de Tanjiro no es solo sobre la muerte, sino sobre el renacimiento, la resiliencia y la capacidad del espíritu humano para superar incluso las tragedias más devastadoras. Es la historia de cómo, a pesar de haber perdido todo, Tanjiro encontró la fuerza para luchar por un futuro mejor.