¿Quién mata Muzan Kibutsuji?
El legendario espadachín, Yoriichi Tsugikuni, casi mata a Muzan Kibutsuji al desatar la decimotercera postura de la Respiración del Sol. Dejando a Muzan gravemente herido, con la mayoría de sus órganos destruidos y luchando por sobrevivir.
La Caída de Muzan Kibutsuji: Un Desenlace Forjado en Sangre y Sol
Muzan Kibutsuji, el demonio progenitor, el origen de todo el terror que azotaba a la humanidad durante siglos… su muerte, un evento tan monumental como su reinado de sangre y oscuridad, no fue obra de un solo héroe, sino la culminación de una saga épica de lucha, sacrificio y perseverancia. Si bien Tanjiro Kamado y los Cazadores de Demonios se llevaron la gloria final, la verdad sobre su derrota se encuentra en un pasado lejano, en el encuentro legendario con un hombre que casi logró acabar con él siglos atrás: Yoriichi Tsugikuni.
El nombre de Yoriichi Tsugikuni resuena a través de las generaciones como un susurro reverencial, un eco de poder incomparable. No fue simplemente un espadachín excepcional; fue un prodigio, un maestro insuperable de la Respiración del Sol, una técnica ancestral que se creía perdida para siempre. Su enfrentamiento con Muzan fue una leyenda narrada en susurros, una historia grabada en las pesadillas del propio rey demonio.
El relato cuenta de una batalla apocalíptica. Muzan, en la cúspide de su poder, se enfrentó a un oponente cuya habilidad sobrepasaba incluso su ilimitada fuerza. Yoriichi, con una precisión y una velocidad sobrehumanas, desató la decimotercera postura de la Respiración del Sol, un ataque tan devastador, tan intrínsecamente conectado a la naturaleza del demonio, que dejó a Muzan al borde de la aniquilación.
No fue una muerte limpia, ni un final rápido. Fue una carnicería casi perfecta. La decimotercera postura, una técnica prohibitiva, no solo infligió heridas físicas; desgarró la esencia misma del demonio, destrozando órganos vitales y dejándolo al borde de la inexistencia. Muzan, acostumbrado a la omnipotencia, experimentó el terror de la casi-muerte. Sus órganos destrozados, su cuerpo en ruinas, su esencia debilitada… sobrevivió, sí, pero a un precio incalculable. Las heridas físicas palidecían ante el daño infligido a su inmortalidad, un daño que lo marcaría para siempre.
Este encuentro traumático, casi fatal, moldeó la estrategia de Muzan para los siglos siguientes. Aprendió a temer, a ser cauteloso, a huir cuando la situación lo ameritaba. La marca imborrable que Yoriichi le dejó no fue solo física, sino también psicológica, una constante amenaza latente que lo persiguió a lo largo de su larga y sangrienta existencia.
En conclusión, si bien Tanjiro Kamado asestó el golpe final, acabando con Muzan Kibutsuji de una vez por todas, no debemos olvidar la monumental contribución de Yoriichi Tsugikuni. Fue él quien, siglos atrás, lo dejó al borde del abismo, quien plantó la semilla de su eventual derrota, quien lo obligó a vivir con el miedo constante al regreso de un poder capaz de extinguir su reinado de terror. La muerte de Muzan fue un trabajo a largo plazo, un esfuerzo intergeneracional, pero la verdadera fractura en la armadura del rey demonio se produjo en ese encuentro épico con el legendario Yoriichi Tsugikuni.
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