¿Qué es mejor, pedir el divorcio o que te lo pidan?

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Tanto si inicias tú el divorcio como si te lo solicitan, el proceso judicial es similar, especialmente en casos de mutuo acuerdo. La iniciativa en la petición no altera significativamente el desarrollo ni el resultado legal del proceso, centrándose este en la resolución justa de las cuestiones patrimoniales y filiales.

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¿Quién da el primer paso? Divorcio a petición propia vs. divorcio solicitado: ¿Realmente importa?

Cuando el matrimonio llega a un punto de no retorno, la pregunta inevitable surge: ¿Quién debe iniciar el proceso de divorcio? ¿Es mejor pedirlo o esperar a que te lo pidan? En la vorágine emocional que suele acompañar a la ruptura, esta interrogante puede adquirir una importancia desmedida, pero la realidad legal y práctica es mucho más matizada.

Tradicionalmente, se ha asociado el rol del demandante con una posición de mayor control o incluso de “culpabilidad” del demandado. Sin embargo, en la actualidad, esta percepción está cada vez más obsoleta. Tanto si eres quien toma la iniciativa como si recibes la notificación de demanda, el proceso judicial en sí mismo, especialmente en los casos de mutuo acuerdo, tiende a ser sorprendentemente similar.

La clave está en entender que el sistema legal, en la mayoría de jurisdicciones, se centra en la disolución del vínculo matrimonial y en la resolución equitativa de las consecuencias que conlleva. La iniciativa en la petición del divorcio no otorga ventajas significativas en cuanto al desarrollo o al resultado legal del proceso.

¿Por qué?

Porque el foco del juez, y de los abogados, se encuentra principalmente en:

  • La división de bienes y patrimonio: ¿Cómo se reparten los activos adquiridos durante el matrimonio?
  • La custodia y el régimen de visitas de los hijos: ¿Quién tendrá la custodia principal? ¿Cómo se organizarán las visitas? ¿Cuál es el interés superior del menor?
  • La pensión alimenticia (si procede): ¿Uno de los cónyuges necesita apoyo económico del otro?

Estas son las cuestiones centrales que definen un divorcio. El proceso judicial, en esencia, busca una resolución justa y equilibrada de estas áreas, independientemente de quién haya presentado la demanda inicial.

¿Dónde sí podría existir una pequeña diferencia?

En el plano emocional y psicológico. Pedir el divorcio puede significar tomar el control de la situación y sentir que se está dando un paso proactivo hacia un nuevo comienzo. Ser notificado con una demanda, por otro lado, puede generar sentimientos de sorpresa, rechazo o incluso incredulidad. Sin embargo, esta diferencia es puramente subjetiva y depende de la dinámica particular de cada pareja.

En conclusión:

Preocuparse excesivamente por quién da el primer paso en el divorcio es, en muchos casos, una distracción. Lo verdaderamente importante es enfocarse en la comunicación abierta y honesta con la expareja (si es posible) y buscar asesoramiento legal especializado para garantizar que tus derechos sean protegidos y que la resolución del divorcio sea lo más justa y equitativa posible. Tanto si inicias el proceso como si te lo solicitan, el objetivo final debe ser construir un futuro post-divorcio saludable y sostenible.