¿Cómo deben formularse los objetivos?

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Para una correcta formulación, los objetivos deben guardar coherencia entre sí. El objetivo general se desprende del problema de investigación, mientras que los específicos, encadenados lógicamente, contribuyen al alcance del general. Su cumplimiento secuencial permite lograr la meta principal del estudio.

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El arte de formular objetivos: Guía para una investigación coherente y efectiva

En el apasionante mundo de la investigación, la formulación de objetivos se erige como la brújula que guía cada paso del proceso. Unos objetivos bien definidos no solo delimitan el camino a seguir, sino que actúan como un faro que ilumina el propósito final del estudio.

Para construir una investigación sólida y coherente, los objetivos deben formularse con precisión y armonía, siguiendo una lógica interna que los conecte entre sí.

Del problema de investigación al objetivo general: el punto de partida

El primer paso reside en identificar el problema de investigación, la pregunta crucial que se busca responder. Este problema actúa como la semilla de la que brotará el objetivo general. Este último, por lo tanto, no es más que la expresión del propósito global de la investigación, su razón de ser.

Imaginemos que el problema de investigación es la siguiente pregunta: ¿Cómo afecta el uso de las redes sociales a la capacidad de concentración de los estudiantes universitarios?

En este caso, un objetivo general podría ser: “Analizar la relación existente entre el uso de las redes sociales y la capacidad de concentración en estudiantes universitarios”.

Objetivos específicos: los peldaños hacia la meta principal

Una vez establecido el objetivo general, se procede a desglosarlo en objetivos específicos. Estos son metas más concretas y alcanzables que, como piezas de un rompecabezas, contribuyen al logro del objetivo general.

Siguiendo el ejemplo anterior, los objetivos específicos podrían ser:

  • Identificar los patrones de uso de las redes sociales en estudiantes universitarios.
  • Evaluar la capacidad de concentración en estudiantes universitarios con diferentes niveles de uso de redes sociales.
  • Determinar la existencia de una correlación estadísticamente significativa entre el uso de redes sociales y la capacidad de concentración.

Cada objetivo específico aborda un aspecto particular del problema de investigación, siempre manteniendo una conexión lógica con el objetivo general. Su cumplimiento secuencial, como si se tratara de escalar una montaña, permite alcanzar la cima, es decir, el objetivo principal del estudio.

Coherencia y lógica: claves para el éxito

La clave para una correcta formulación de objetivos reside en la coherencia y la lógica. Cada objetivo específico debe derivar directamente del objetivo general y contribuir a su alcance. Además, deben estar redactados de forma clara, concisa y utilizando verbos que indiquen acciones concretas.

En definitiva, la correcta formulación de los objetivos sienta las bases para una investigación sólida, coherente y con un alto grado de impacto. Al establecer una hoja de ruta clara y precisa, los investigadores pueden navegar con seguridad por el complejo mundo del conocimiento, maximizando así las posibilidades de éxito en su búsqueda por comprender y transformar la realidad.