¿Cómo definir el perfil de un profesional?

Uf, ¿definir un perfil profesional? ¡Qué dilema! A ver, para mí, no es simplemente soltar una sarta de títulos y habilidades, no. ¡Es mucho más personal! Es como abrir una ventana a tu forma de ser, a cómo te enfrentas al trabajo, a tus ganas. Es mostrarle al mundo – o bueno, al que lea tu perfil – quién eres realmente, qué te motiva.

No es solo un currículum vitaminado, ¿sabes? Es contar una historia, tu historia. Una historia que emocione, que haga que la gente diga: “¡Guau! Esta persona tiene algo especial”. Es transmitir esa chispa que te diferencia del resto, esa pasión que te hace único. No se trata solo de decir “sé hacer esto y aquello”, sino de explicar cómo usarías ese conocimiento, cómo lo convertirías en algo brillante.

Recuerdo cuando estaba buscando mi primer trabajo serio después de la universidad… Madre mía, ¡qué agobio! Estaba tan obsesionada con poner las palabras clave correctas, las habilidades “imprescindibles”, que al final el perfil era… soso. ¡Aburrido! No decía nada de mí, de lo que realmente me importaba. Hasta que una amiga me dijo: “A ver, tú eres una persona creativa, apasionada… ¡Que se note!”. Y ahí fue cuando empecé a reescribirlo desde cero, desde el corazón.

Y bueno, igual no quedó perfecto, ¿eh? Pero al menos reflejaba quién era yo. Y curiosamente, ¡conseguí una entrevista! A veces pienso que lo importante no es tener el perfil “perfecto”, sino el perfil “auténtico”. Uno que te represente de verdad, con tus virtudes y tus pequeños defectillos. Porque, al final, ¿quién quiere trabajar con robots? La gente quiere conectar con personas reales. ¿No crees?