¿Cómo saber si un informe está hecho con IA?

¿Cómo saber si un informe está hecho con IA? Uf, ¡qué pregunta! A veces me lo pregunto yo también, ¿sabes? Es como intentar adivinar si una tarta la hizo la abuela o la compró en el súper. Se nota, ¿no? Bueno, a veces.

Detectar si una IA ha metido mano en un informe es un lío. Existen herramientas, claro, como esos “Detectores de IA” que van por ahí husmeando en el texto, buscando… ¿qué buscan exactamente? Patrones. Como si la IA escribiera con un molde. Ya me los imagino, buscando frases demasiado perfectas, demasiado robóticas. Algo así como: “El análisis exhaustivo de los datos empíricos revela una correlación significativa…” ¿Quién habla así? A mí me suena a robot.

Y luego están los comprobadores de plagio, esos son clásicos. Si el informe es un copia y pega descarado, pues salta a la vista. Pero, ¿y si la IA ha sido más lista y ha parafraseado? Ahí se complica la cosa. Recuerdo una vez, en la universidad, un compañero entregó un trabajo que parecía sacado de un libro, pero con otras palabras. ¡Casi le pillan! Con la IA pasa algo parecido. Puede “reescribir” cosas de internet y hacerlas pasar por originales. Un rollo, ¿verdad?

Entonces, ¿qué hacemos? Pues usar las dos herramientas juntas, como si fueran detectives. El detector de IA busca la “firma” del robot, y el de plagio busca las huellas del delito. Es como… no sé, como buscar un ladrón con la descripción física y las huellas dactilares. ¿Me explico?

Pero ojo, que ni aún así hay garantía total. A lo mejor la IA es tan sofisticada que no deja rastro. O a lo mejor el autor es simplemente muy bueno imitando el estilo de una máquina. ¡Todo es posible! ¿No te parece un poco inquietante? Es como si estuviéramos en una película de ciencia ficción.

Al final, creo que lo más importante es usar el sentido común. Si un informe parece demasiado perfecto, demasiado impersonal, demasiado… artificial, pues ya sabes. Igual hay una IA detrás. O no. Quién sabe. A veces, la verdad es más extraña que la ficción.